Por Elsa I. Pardo
Publicado en www.cubanuestra.eu.com
Los residentes del condado y sus ciudades están decepcionados por la corrupción política y déficits de sus gobiernos, incluyendo el Jackson Memorial Hospital en medio de una crisis económica a nivel mundial. Con una taza alta de desempleo, estafas al Medicare y aumento de la criminalidad, el ex alcalde Carlos Álvarez, subió los impuestos, $178 millones, para poder pagarle aumentos de sueldos innecesarios a los empleados del condado, con un déficit de $400 millones. El pueblo reaccionó y firmó el revocatorio que sacó al alcalde de su cargo y eligió al nuevo alcalde Carlos Gimenez .
Recientemente, el alcalde Carlos Giménez anunció que va a eliminar los beneficios ejecutivos de entre $7,500 y $10,000 al año de su plana mayor, lo cual afecta a 280 empleados, para mejorar las finanzas del Ayuntamiento. Según el alcalde, los salarios son competitivos, así es que no se les debe dar beneficios ejecutivos. Además de este ahorro de 2.1 millones al año, se eliminaron 527 puestos vacantes en el Ayuntamiento, 1,139 puestos eliminados en el presupuesto de este año y la reducción de 42 departamentos en 26. Los ahorros de las reducciones de empleos ascenderán a $35 millones en el año que termina el 30 de septiembre.
Si realmente deseamos una organización y restructuración de este gobierno, creo que lo primero que se debe hacer es revisar y hacer reformas a la Carta Constitutiva para cambiar y eliminar el derecho de asignar sueldos, jubilaciones, beneficios inflados y desproporcionados a los gobernantes y empleados, que hasta ahora se permiten.
Solo así se podrá evitar la continuación del despilfarro y corrupción administrativa.
Mientras los políticos viven como millonarios, el pueblo vive casi en la miseria.
Cómo es posible que un alcalde o un administrador de un hospital gane entre $500,000
y $1,000,000 anuales, además de paquetes de beneficios jugosos que incluyen a sus familiares? Más del 70% del presupuesto es para cubrir estos salarios y beneficios.
Muchos de estos beneficios como tarjetas de gasolina, almuerzos, viajes fuera del condado y otros beneficios me parecen excesivos. Lo peor de todo es que se asignan salarios millonarios con la tendencia a seguir aumentándolos.
Sin embargo, el pueblo vive con un salario promedio de $10 la hora, en una de las ciudades más pobres de los Estados Unidos. Creo que para vivir en el condado no hace falta que uno de los miembros de la familia tenga semejante sueldo millonario que sale del dinero de los contribuyentes, cuyo salario promedio es de $20,000 anuales.
Felicito al alcalde Carlos Giménez por su iniciativa de hacer estos cambios.
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