POR ELSA I. PARDO
La discriminación es una práctica social cotidiana, se trata de un trato desfavorable o de inferioridad, maltrato o desprecio injusto, a una persona o más de una. La discriminación como un fenómeno sociológico en los seres humanos, atenta contra la igualdad y siempre ha existido, desde los comienzos de la humanidad. Muchas personas son víctimas de la discriminación diariamente por su físico, estilo de vida o preferencias sexuales. Algunos tipos de discriminación son la nacionalidad, sexo, edad, raza, idioma, educación, empleo, salarios, condiciones laborales, servicios médicos, religión, estado civil, impedimento físico, nivel socioeconómico, discriminación política o laboral, inmigrantes y refugiados. Estas diferencias traen como consecuencias, distinción, exclusión, restricción de derechos fundamentales del ser humano, desigualdad, aislamiento, violencia y hasta la muerte. Debemos estar conscientes de que, en nuestra vida cotidiana, tenemos que convivir con ellos, los profesionales, artistas, religiosos, maestros, políticos, vecinos, familiares, trabajadores, amas de casas, amigos, etc. Es que en todas las sociedades del mundo, existen personas y grupos con estas características, y que en lo único que somos iguales, es en que todos somos diferentes.
La discriminación es una práctica social cotidiana, se trata de un trato desfavorable o de inferioridad, maltrato o desprecio injusto, a una persona o más de una. La discriminación como un fenómeno sociológico en los seres humanos, atenta contra la igualdad y siempre ha existido, desde los comienzos de la humanidad. Muchas personas son víctimas de la discriminación diariamente por su físico, estilo de vida o preferencias sexuales. Algunos tipos de discriminación son la nacionalidad, sexo, edad, raza, idioma, educación, empleo, salarios, condiciones laborales, servicios médicos, religión, estado civil, impedimento físico, nivel socioeconómico, discriminación política o laboral, inmigrantes y refugiados. Estas diferencias traen como consecuencias, distinción, exclusión, restricción de derechos fundamentales del ser humano, desigualdad, aislamiento, violencia y hasta la muerte. Debemos estar conscientes de que, en nuestra vida cotidiana, tenemos que convivir con ellos, los profesionales, artistas, religiosos, maestros, políticos, vecinos, familiares, trabajadores, amas de casas, amigos, etc. Es que en todas las sociedades del mundo, existen personas y grupos con estas características, y que en lo único que somos iguales, es en que todos somos diferentes.
Hoy deseo referirme a la discriminación política, sobre todo en nuestro
mundo occidental, un tema muy popular en la actualidad y más aún desde el 2008
cuando el actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama aspiró y se
convirtió en el primer presidente negro de los Estados Unidos. Por primera vez
en la historia, un hombre negro ganó las elecciones y así lo demostró el
gobierno de los Estados Unidos. Lo demás
ya es historia. Pensé que, desde entonces, la discriminación política junto con
el racismo, habían alcanzado su máxima expresión. ¡No solo el presidente y su
familia han sido víctimas de campañas políticas negativas, del desprecio,
racismo, epítetos, maltratos, calumnias, mentiras e injusticias, ni es solo a
nivel gubernamental, ni periodístico, me refiero a aquellos enemigos,
opositores y otros partidos políticos que no admiten ni respetan a quienes
piensan de forma diferente!
En este momento estamos en plenas campañas políticas y en noviembre
serán las próximas elecciones para escoger al próximo presidentete de los
Estados Unidos. Las campañas están llenas de insulto, donde se destaca el
candidato Donald Trump, republicano, poniéndole apodos a los otros candidatos.
Hillary Clinton, demócrata, es su opositora más fuerte. ¿Serán estas elecciones
las más ofensivas en la historia de los Estados Unidos? ¡Veamos!
Según el columnista y analista político Jorge Dávila de CNN en español,
hasta ahora, estas no son las elecciones más sucias en este país. Hace 216
años, dos de los “padres fundadores” de esta gran nación, Thomas Jefferson y
John Adams, iniciaron la tradición. En las elecciones del 1800, en la campaña
de Jefferson, acusaron a Adams de tener el carácter de “un hermafrodita, aunque
sin la gentileza de una mujer ni la fortaleza de un hombre”. La gente de Adams respondió que Jefferson era
un “tipo bajo, hijo de una india mestiza preñada por un mulato de Virginia”. A
Adams le dijeron tonto, hipócrita, criminal y tirano. Jefferson recibió su
medicina porque le llamaron ateo, libertino y cobarde. La más sucia de las
campañas presidenciales estadounidenses, hasta ahora, tuvo lugar 28 años más
tarde entre John Quincy Adams y Andrew Jackson. A Quincy Adamas le dijeron
“chulo” y a la esposa de Jackson, “prostituta”.
Los reportajes en los periódicos eran como letreros de inodoros. Un
periódico publicó que la madre del general Jackson “era una ramera que vino con
los soldados ingleses y se había casado con un mulato, de los cuales ¡el
general era uno! Fuerte, ¿verdad? ¿Se insultarán
más que los padres fundadores?
La discriminación
política afecta a un individuo en su centro de trabajo, socialmente, en
grupos y con familiares, por pensar distinto, por no estar de acuerdo con el
gobierno, o por pensar distinto a lo que opine la mayoría o minoría. También
se puede discriminar a una persona por tener una ideología distinta y ser
tildada de socialista, comunista, traidora, etc. Se le puede eliminar de un círculo de
amistades, familiar, político o de cualquier grupo, violando sus derechos
humanos y/o restringiendo sus derechos a la educación, beneficios, incluyendo
la cárcel y hasta negándole la nacionalidad, como en el caso de Venezuela. El
rechazo en la sociedad, a veces por medio de la violencia, como en el caso de
Cuba, daña a una persona, física, verbal y mentalmente, incluyendo su
autoestima y creándole enfermedades mentales.
En el pasado, a las mujeres le han negado el
derecho al voto en las elecciones y el derecho al ingreso a las
universidades. Los casos más notables
son de índole racial. El caso más
emblemático fue en Alemania nazi, que llevó a la muerte a millones de judíos,
luego de obligarlos a vivir en condiciones infrahumanas. Uno de los casos más graves de
discriminación política se llevó a cabo en Sudáfrica bajo el Apartheid, o
sea, la exclusión institucionalizada de la gente negra de la vida política
nacional. Creo que todo gesto de discriminación es una enfermedad del alma
que produce sufrimiento y destrucción.
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Pienso que necesitamos proponer leyes más fuertes a nivel estatal y
nacional, en contra de la discriminación política, para aquellos individuos y partidos
políticos que abusan de la libertad de expresión, incluyendo campañas sucias,
pancartas, afiches, videos de conversaciones y fotos montadas que rebajan,
ofenden y disminuyen la personalidad de otros candidatos y sus familiares.
También temas de campana, letreros, símbolos y libros contra el partido opuesto
y golpes bajos que han sido una práctica muy dañina que se alimenta de
falsedades e intrigas, creando confusión y haciéndole daño al proceso
democrático de la nación, el racismo y otros comportamientos inhumanos que
incluyen la violencia.
Propongo que aquí en los Estados Unidos y en otros países se deberían
supervisar los anuncios políticos en la prensa, radio y TV, así como las
campañas políticas y los discursos de los candidatos, de manera que los que
violen las normas, leyes electorales y leyes contra la discriminación política,
se les aplique uno de los siguientes métodos: 1. El método de descalificación
por medio de puntos. 2. El método de descalificación por número de multas. De
tal manera, se podrían contrarrestar las variantes de la discriminación
política y para que no afecte el bienestar y funcionamiento de la sociedad.
Según el artículo 7 de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, todos somos iguales ante la ley y con derecho a igual
protección de la ley, y protección