La existencia de los Reyes Magos ha quedado bien testimoniada en el Evangelio, y también documentada por descubrimientos arqueológicos y científicos.
Venid, ¡Adorémosle!
Por: Maria Teresa Villaverde
Venid, ¡Adorémosle!
Por: Maria Teresa Villaverde
ashiningworld@cox.net
-Los Reyes Magos y la Arqueología-
El evangelista Mateo relaciona el nacimiento de Jesús con la aparición de una estrella particularmente luminosa en el cielo de Belén.
Los Evangelios enmarcan el nacimiento de Jesús en tiempos del censo del imperio ordenado por César Augusto, cuando Quirino era gobernador de Siria, y en los últimos años del rey Herodes, quien falleció el mes de marzo del año 4 a.C. Para los historiadores Jesús nació unos siete años antes del año «0».Palestina.
Existen muchas hipótesis sobre la estrella que vieron los magos y que les llevó a afrontar un viaje de cientos de kilómetros con el objetivo de rendir homenaje a un recién nacido.
El 17 de diciembre de 1603, Johannes Kepler, astrónomo y matemático de la corte del emperador Rodolfo II de Habsburgo, al observar con un modesto telescopio desde el castillo de Praga el acercamiento de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis, se preguntó por primera vez si el Evangelio no se refería precisamente a ese mismo fenómeno. Hizo cálculos hasta descubrir que una conjunción de este tipo tuvo lugar en el año 7 a.C. Recordó que el famoso rabino y escritor Isaac Abravanel había hablado de un influjo atribuido por los astrólogos hebreos a aquel fenómeno:
“el Mesías tenía que aparecer durante una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis”.
Faltaba una demostración científica. Apareció una tablilla la que se conserva ahora en el Museo estatal de Berlín.
En 1925 el erudito alemán P. Schnabel descifró anotaciones neobabilonias de escritura cuneiforme acuñadas en una tabla de arcilla encontrada entre las ruinas de un antiguo templo del sol, en la escuela de astrología de Sippar, antigua ciudad que se encontraba en la confluencia del Tigris y el Éufrates, al norte de Babilonia. La tablilla es un auténtico documento astronómico y astrológico que revela la existencia de una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis... Schnabel encuentra en la tabla un dato sorprendente: la conjunción entre Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis tiene lugar en el año 7 a.C., en tres ocasiones, durante pocos meses entre ellos, la ultima del 5 al 15 de diciembre y según los cálculos esta triple conjunción se vio con gran claridad en la región del Mediterráneo.
Si este descubrimiento se identifica con la estrella de Navidad de la que habla el Evangelio de Mateo, el significado astrológico de las tres conjunciones hace sumamente verosímil la decisión de los Magos de emprender un largo viaje hasta Jerusalén para buscar al Mesías recién nacido. Según explica el catedrático Giovanni Magnani: «en la antigua astrología, Júpiter era considerado como la estrella del Príncipe del mundo y la constelación de Piscis como el signo del final de los tiempos. El planea Saturno era considerado en Oriente como la estrella de Palestina”. Cuando Júpiter se encuentra con Saturno en la constelación de Piscis, significa que el Señor del final de los tiempos se aparecerá este año en Palestina. Con esta expectativa llegan los Magos a Jerusalén, según el Evangelio de Mateo 2,2. «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle» preguntan los magos a los habitantes de Jerusalén y después a Herodes. La triple conjunción de los dos planetas en la constelación de Piscis explica también la aparición y la desaparición de la estrella, dato confirmado por el Evangelio. La tercera conjunción de Júpiter y Saturno, unidos como si se tratara de un gran astro, tuvo lugar del 5 al 15 de diciembre. En el crepúsculo, la intensa luz podía verse al mirar hacia el Sur, de modo que los Magos de Oriente, al caminar de Jerusalén a Belén, la tenían en frente. (Fuentes: Pastor Dawlin A. Ureña, y AciPrensa, 2006)
La estrella parecía moverse, como explica el Evangelio, «delante de ellos» (Mt 2, 9).
-Los Reyes Magos y la Arqueología-
El evangelista Mateo relaciona el nacimiento de Jesús con la aparición de una estrella particularmente luminosa en el cielo de Belén.
Los Evangelios enmarcan el nacimiento de Jesús en tiempos del censo del imperio ordenado por César Augusto, cuando Quirino era gobernador de Siria, y en los últimos años del rey Herodes, quien falleció el mes de marzo del año 4 a.C. Para los historiadores Jesús nació unos siete años antes del año «0».Palestina.
Existen muchas hipótesis sobre la estrella que vieron los magos y que les llevó a afrontar un viaje de cientos de kilómetros con el objetivo de rendir homenaje a un recién nacido.
El 17 de diciembre de 1603, Johannes Kepler, astrónomo y matemático de la corte del emperador Rodolfo II de Habsburgo, al observar con un modesto telescopio desde el castillo de Praga el acercamiento de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis, se preguntó por primera vez si el Evangelio no se refería precisamente a ese mismo fenómeno. Hizo cálculos hasta descubrir que una conjunción de este tipo tuvo lugar en el año 7 a.C. Recordó que el famoso rabino y escritor Isaac Abravanel había hablado de un influjo atribuido por los astrólogos hebreos a aquel fenómeno:
“el Mesías tenía que aparecer durante una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis”.
Faltaba una demostración científica. Apareció una tablilla la que se conserva ahora en el Museo estatal de Berlín.
En 1925 el erudito alemán P. Schnabel descifró anotaciones neobabilonias de escritura cuneiforme acuñadas en una tabla de arcilla encontrada entre las ruinas de un antiguo templo del sol, en la escuela de astrología de Sippar, antigua ciudad que se encontraba en la confluencia del Tigris y el Éufrates, al norte de Babilonia. La tablilla es un auténtico documento astronómico y astrológico que revela la existencia de una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis... Schnabel encuentra en la tabla un dato sorprendente: la conjunción entre Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis tiene lugar en el año 7 a.C., en tres ocasiones, durante pocos meses entre ellos, la ultima del 5 al 15 de diciembre y según los cálculos esta triple conjunción se vio con gran claridad en la región del Mediterráneo.
Si este descubrimiento se identifica con la estrella de Navidad de la que habla el Evangelio de Mateo, el significado astrológico de las tres conjunciones hace sumamente verosímil la decisión de los Magos de emprender un largo viaje hasta Jerusalén para buscar al Mesías recién nacido. Según explica el catedrático Giovanni Magnani: «en la antigua astrología, Júpiter era considerado como la estrella del Príncipe del mundo y la constelación de Piscis como el signo del final de los tiempos. El planea Saturno era considerado en Oriente como la estrella de Palestina”. Cuando Júpiter se encuentra con Saturno en la constelación de Piscis, significa que el Señor del final de los tiempos se aparecerá este año en Palestina. Con esta expectativa llegan los Magos a Jerusalén, según el Evangelio de Mateo 2,2. «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle» preguntan los magos a los habitantes de Jerusalén y después a Herodes. La triple conjunción de los dos planetas en la constelación de Piscis explica también la aparición y la desaparición de la estrella, dato confirmado por el Evangelio. La tercera conjunción de Júpiter y Saturno, unidos como si se tratara de un gran astro, tuvo lugar del 5 al 15 de diciembre. En el crepúsculo, la intensa luz podía verse al mirar hacia el Sur, de modo que los Magos de Oriente, al caminar de Jerusalén a Belén, la tenían en frente. (Fuentes: Pastor Dawlin A. Ureña, y AciPrensa, 2006)
La estrella parecía moverse, como explica el Evangelio, «delante de ellos» (Mt 2, 9).
Diciembre 2009ashiningworld@cox.net
“estampa” publicada en:http://www.maristascuba.org/momento.htm
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