de Xiomara J. Pages (*)
De nuevo, una celebración de Navidad, con las luces y los adornos de costumbre, aunque este año con la situación económica que se agrava, se ven menos que en años anteriores. Por lo mismo, hemos tal vez aprendido en algunos casos, que los regalos materiales no son lo primordial, sino el amor que llevamos en el corazón los unos por los otros. Y dentro del mío, están todas las luces prendidas ya que espero con ansiedad y entusiasmo la venida de mi primera nieta. Y quiero ser precisamente una de las velas o luces que iluminen su camino, y poder esparcir, como leí en algún libro, polvo de estrellas en su vida terrena que comenzará pronto, porque para Dios ya ella comenzó a vivir, desde el momento que mi hijo y mi nuera la concibieron.
Recientemente cuando celebrábamos el famoso "baby shower" no pude evitar emocionarme al ver a la madre de mi nuera entregarle lindos regalos de sabanitas y colchas bordadas con el nombre de la princesita. Recordé a mi madre, prodigándome atenciones y regalos para sus nietos, y sentí una inmensa ternura al ver las miradas agradecidas cruzarse entre hija y progenitora. Su niña esperaba una bebé, y ella, al igual que yo, como madres, no podemos aún creer que nuestros bebitos ya adultos, traigan una nueva vida al mundo. Esa misma ternura experimenté el día que al tocar el vientre de mi nuera, sentí moverse a nuestra futura Bianca Sofia. !La vida es un misterio tan mágico! Nunca seré tan bendecida como el día en que mi nieta nazca, porque siento que seré madre dos veces.
Trato de reflexionar en lo que han sido estos doce meses que ya no volverán. Encuentro a los seres queridos que se han marchado, los momentos tristes que ya pasaron, las crisis y las enfermedades que se superaron, pero también he estrenado numerosos amigos, hemos reído y compartido, hemos madurado y crecido. Todos hemos aprendido lecciones nuevas, y hemos repasado lecciones que creíamos conocidas, y que por diferentes motivos las hemos tenido que repasar una y otra vez.
Sé que he ayudado a muchos. Les he escuchado y apoyado en sus proyectos. He animado donde faltaban las fuerzas. He secado lágrimas. He resuelto problemas o sugerido soluciones. He compartido cuitas y confesiones. He traído alegrías y risas donde flotaba el dolor, la enfermedad y el desespero. He complementado lo que les ha faltado. También a mí me han apoyado, me han animado, me han completado. A veces, a pesar de todo, he fallado. Me han mal interpretado o he sido yo la que mal interpretó. Sin querer pude haber ofendido ó lastimado, y sinceramente he pedido perdón. Algunos me han perdonado, a otros les he perdonado yo. Lo importante es no guardar rencor, no quedarse con el resentimiento; saber que cuando hay una linda amistad, de ambas partes hay que rectificar, comprender y enmendar.
No eliminemos la verdadera razón por la que se celebran estas fiestas. Se trata de un Niño, un Niño-Dios llamado Jesús, que nació en el lugar más pobre, con frío; y sin embargo, aún después de tantos siglos, sigue naciendo con la esperanza de que aprendamos la lección de una vez y por todas. Aún le cerramos la puerta de la posada para que no nazca dentro de nuestros corazones. Aún no conocemos ni practicamos su mejor frase, "Amaos los unos a los otros, como Yo os he amado." Nadie nos aseguró que en esta vida todo sería color de rosas ni que sería justa siempre, pero lo importante es vaciar nuestro corazón cada noche, de lo que no es útil, y poder llenarlo cada mañana con bondad, con bríos y buena voluntad. Y ser testigos de ese milagro.
Yo les propongo a todos, que vivamos con ilusión, porque si no, el aburrimiento y la rutina nos ganarán el juego. No les quitemos las ilusiones a nuestros amigos cuando vengan ilusionados a contarnos algún plan. Escuchemos, y si es oportuno y tenemos la confianza, démosle un consejo, una advertencia ó una sugerencia, pero no le robemos su ilusión. No todo en la vida es gris o negro, aprendamos a utilizar nuestra imaginación, nuestra creatividad, para hacer eso mismo que hacemos cada día, pero de una manera diferente a cada momento, y llenaremos nuestra vida de colores. A veces nos pueden mal interpretar. Bien sabe Dios, que es difícil que lean lo que sentimos dentro, pero tratemos de ser amigos de nuestros amigos. Dijo San Agustín de Hipona, "Ama, y haz lo que quieras" porque cuando amamos de veras, no queremos lastimar a la persona querida y amada...Y si esto sucediera, no nos refrenemos de pedir perdón, o de conceder nuestro perdón a la otra persona. Valoremos al otro, al fin que todos somos humanos, y lo humano es imperfecto.
Conozco de cerca la enfermedad, el abandono y la escasez. Me visita con frecuencia la soledad y la ingratitud. En ocasiones me he tropezado con la traición y con el llanto; pero en otras muchas, me he compenetrado con la ternura y la esperanza; he sido la mejor amiga del amor y la alegria; y les he regalado a todos mi fe y mi sinceridad. He sido pateada y golpeada por la vida, pero jamás vencida, porque ..." todo lo puedo en ese Cristo que me fortalece."
Siempre digo que hay que alimentar a nuestro niño interior, dejarlo vivir y gozar; darnos permisos, dejar que nos crezcan alas, subir a las alturas, dejar la mediocridad, regar ese polvo de estrellas en nuestra vida como en la de los demás; prender nuestra velita para iluminar el camino, y vencer al final todo mal, con el bien. Después de todo, no saldremos vivos de esta vida. Feliz Navidad y Mejor Nuevo Año 2011.
(*)Xiomara J. Pages
freelance writer/journalist/motivational speaker
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