16 ene 2012

Vamos a Cuba

Por José M. Izquierdo


A los exiliados cubanos nos ocupa más tiempo el tema de los viajes a Cuba, que la forma de terminar de una vez y por todas con la tiranía de los castros. Cada cubano tiene su manera de pensar respecto a este tema y cada opinión esta cargada de intereses políticos, económicos y saturados de pasiones.

El pasado es historia, pero no podemos olvidarla. La política de Castro expresada a través de la filosofía represiva de su régimen, fue siempre la de castigar a los cubanos que huían de la isla con el destierro eterno, prohibiéndoles el regreso a la patria y manipulando sentimientos para su beneficio.

Durante décadas los cubanos sufrieron todo tipo de vejámenes para obtener un permiso de salida del país; Trabajos obligatorios en la agricultura, discriminación en los empleos, las escuelas y para la sociedad “Revolucionaria”, los que querían emigrar de Cuba eran considerados una “Lacra social” a la que el régimen castrista (RC) bautizo con el apodo de “Escoria”.

Con la llegada de Jimmy Carter a la Casa Blanca, mejoran las relaciones con Castro; Se abre la oficina de interés de EEUU en La Habana y la de Cuba en Washington. En 1978, el RC convoco por primera vez a una reunión con “personas representativas de la comunidad cubana en el exterior”, a lo que llamaron “Dialogo” y los dialogueros, logran suspender la prohibición para que los exiliados cubanos pudieran viajar a Cuba; Se inician, Los viajes de la, Comunidad cubana en el exterior.

Nace una lucrativa industria de viajes controlada por el RC, que lucra con la necesidad y los sentimientos de los cubanos, aviva y financia intereses políticos, divide a los exiliados cubanos y es la base de un sistema de control, que el RC ejerce sobre los cubanos que quieren visitar su patria.

Para Cuba, como para cualquier país con problemas económicos, las remesas y viajes de sus nacionales exiliados son una importante fuente de ingreso en divisas. La diferencia es que para el RC, los exiliados se consideran enemigos del régimen y solo son aceptados por una necesaria coyuntura económica y política, bajo un estricto control policial.

En dependencia del prisma que utilicemos, los viajes a Cuba se consideran buenos o malos; Los cubanos que sufrieron las más duras represarías del RC para poder emigrar, ven en los viajes una forma de ayudar económicamente al régimen y alargarle la vida. Otros cubanos y nuevas generaciones, lo ven como un necesario acercamiento y apoyo a la familia que quedo atrás, muchos han venido a estas tierras solo por eso y los dialogueros, lo usan como base de sus intentos de acercamiento al RC. Para el RC, los ingresos por concepto de viajes y remesas de los exiliados cubanos representan una importante entrada de dinero, muy necesario e importante para ellos.

Los cubanos y organizaciones anticastristas que se oponen a los viajes a Cuba y ven en estos viajes un sostén económico para el RC, no han podido evitar que se incrementen, chocan con una propaganda chovinista y una lucrativa industria, que se alimenta de la indolencia de cubanos que aceptan viajar a su patria, aceptando denigrantes reglas de control y excesivos precios.

Toma fuerza la promoción de viajes de placer a la isla y la excusa de viajar a Cuba para fortalecer la unión de la familia, se debilita. Cuba es un “Paraíso prohibido”, que promete placer y aventuras. Como la manzana prohibida que comieron Adán y Eva, todos la quieren probar. Hasta la Arquidiócesis de Miami organiza viajes a Cuba con motivo de la visita del Papa Benedicto XVI. Con promociones absolutamente mercantiles, y salta por encima de todos los estándares sobre el tema opiniones de grupos y organizaciones de exiliados, echando mas leña al fuego.

Que viajen a Cuba quien quiera o quien pueda, la conciencia le dirá a cada cubano si necesita o no viajar, si quiere o no hacerlo, si es correcto o no. Hay situaciones que lo justifican y no pueden ser criticadas. Pero lo difícil, es que muchos cubanos puedan hacerlo con la frente en alto.


Hialeah FL

E-Mail: josemizquierdo@hotmail.com

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