19 abr 2012

ILEANA FUENTES: ¿Que las madres no trabajan?

 
 

El candidato presidencial republicano Mitt Romney, ex gobernador de Massachusetts, y su esposa, Ann, llegan al estadio de pelota de Fenway Park en Boston, el lunes pasado.
El candidato presidencial republicano Mitt Romney, ex gobernador de Massachusetts, y su esposa, Ann, llegan al estadio de pelota de Fenway Park en Boston, el lunes pasado. 
STEVEN SENNE / AP

ILEANA FUENTES

Lo oímos constantemente: “Mi esposa no trabaja”. Es el mito más irrespetuoso que persiste sobre la mujer-esposa-madre, las MEMs. Las mismas mujeres lo aúpan cuando responden: “Yo no trabajo, soy ama de casa”. Condicionamiento para la abnegación, eso de menospreciarse. La mayoría no considera importante –o económicamente productivo– su labor de madre y esposa. Siempre el resto de la familia por encima de sus propias prioridades. La cultura la condiciona para considerársele apéndice de su marido y esclava doméstica de sus hijos. Empieza por su propia autoestima: yo no trabajo, no aporto, no soy nadie.
La más reciente voz en montarse en ese carromato es la de la cabildera demócrata Hilary Rosen. En muy común menosprecio del ama de casa, la Rosen lanzó una injusta crítica sobre la esposa del seguro candidato republicano a la presidencia de EEUU, Mitt Romney, al afirmar que “Ann Romney no sabe nada de las necesidades de las mujeres porque no ha trabajado ni un solo día en su vida”.
Cierto es que Ann Romney ha sido ama de casa –su biografía dice homemaker– y ha criado los cinco hijos de la pareja. Pero también ha sido Primera Dama del estado de Massachusetts, y líder de organizaciones caritativas. Casada desde los 20 años en la Iglesia Mormona, tuvo su primer hijo en 1970, a los 21 años. Casi sin interrupción, tuvo cuatro más, el último a los 32 años. Comenzó sus estudios universitarios en Bringham Young University, Utah, pero no terminó la carrera en lengua y literatura francesa hasta años más tarde en Harvard, ya radicada en Massachusetts. Mitt Romney se dedicaba a los negocios y la política.
¿En qué falló el ataque de Hilary Rosen a Ann Romney? En no decir “mundo laboral”. Ann Romney no ha trabajado a sueldo, o ponchado tarjeta, o llenado un time sheet semanal. Pero en el mundo doméstico que comprende el mundo laboral de las amas de casa, ha trabajado como productora y reproductora, sin parar.
A estas alturas de logros y derechos de las mujeres –gracias a las feministas– es un disparate decir que una MEM –mujer-esposa-madre– no trabaja. Hay amplia documentación del complejísimo contenido de trabajo que desempeña una mujer que dirige y coordina los destinos de su familia. Todo conspira para que las mujeres se crean ineptas e inútiles luego de 25 o 30 años dedicada a su familia. ¿Por qué? Porque no ha recibido un salario por ese trabajo. El trabajo doméstico y de crianza familiar no se remunera a la manera del mismo trabajo cumplido fuera del hogar.
Si fuésemos a compensarle a una MEM con un salario se tendría que considerar su tiempo como: cocinera, repostera, dietista, lavaplatos, limpiapisos, lavandera, planchadora, tintorera, coordinadora de sanidad, planificadora de viajes, organizadora, tenedora de libros, gerente presupuestaria, enfermera, sicóloga, repasadora, contacto escolar, coordinadora social de niños y de adultos, chofer, planificadora de eventos y anfitriona de fiestas, especialista de relaciones públicas, peluquera, costurera, remendona, compradora profesional, acompañante sexual, masajista, telefonista, especialista en seguridad de Internet, y secretaria.
En el libro What is a Wife Worth? (¿Qué vale una esposa?, 1984) Michael H. Minton planteó el “contenido de trabajo” de una mujer-esposa-madre, y le asignó un valor equivalente con el mercado laboral. Hoy por hoy, ese valor significaría un sueldo anual de $126,000.
Hilary Rosen demostró que no por ser mujer, demócrata y liberal se es feminista. No basta ser una estratega política o asesora presidencial. Hay que ser feminista por convicción y saber que el quehacer democrático de las mujeres incluye el derecho a decidir sus vidas sin que se les menosprecie. Y decidir quiere decir optar por una carrera, o ser empresaria, o una simple trabajadora, o una ejecutiva, o una ama de casa, además de cualquier combinación de estas labores, o solamente una a tiempo completo.
En todo caso, las mujeres trabajamos sin cesar. Amiga: si alguien te pregunta en qué trabajas, y eres MEM, debes responder: “Soy coordinadora de familia, a tiempo completo”. Y aunque trabajes en el mundo laboral, si eres MEM también, añade esa misma frase. Exigir consideración y respeto comienza con una misma.
Hilary Rosen debe documentarse mejor, para no entorpecer la reelección de Obama. Ann Romney debe prepararse para una ardua campaña. Y sí, por qué no asesorar también a su marido sobre las mujeres. Ella, que es MEM y mucho más, está capacitada.
© Ileana Fuentes
El Nuevo Herald

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