3 abr 2012

Semana Santa. Domingo de Ramos, entrada triunfal en Jerusalén.


Escrito por María Teresa Villaverde Trujillo    Martes, 03 de Abril de 2012 10:27   

El Domingo se inicia la Semana Santa, días de  enorme densidad religiosa.
Cuando Jesús y los suyos iban llegando a Betania, cerca del Monte de los Olivos, El dice a dos de sus discípulos: ”...vayan al pueblo que ven allí enfrente, al entrar, encontrarán amarrado un burro que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganmelo; si alguien les preguntan por que lo hacen, contesten que el Señor lo necesita y lo devolverá pronto” ...y así fue. Llevaron el burro, le echaron encima los mantos y Jesús montó sobre el pacífico animal.
Antes de entrar en Jerusalén, la gente cortaba ramas de árboles alfombrándole el paso, tal como saludaban a los reyes.  Así es cómo este día - Domingo de Ramos- nos revela una parte de la gloria del Misterio Pascual.
Con el pensamiento iremos a Jerusalén, subiremos con profundo respeto al Monte de los Olivos donde recordamos el gesto profético de Jesús entrando como Mesías: aclamado primero y condenado después. Se cumplirían las profecías. Al menos así lo entendieron los más sencillos, los discípulos y aquella gente que acompañó a Jesús, y que gritaban:
“Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor.
Paz en el cielo y gloria en lo alto”.
Los cristianos con ramos de palmas en la mano y entonando triunfante hosannas hemos aclamado todos los años y a través de todas las generaciones la realeza de Cristo.
Según narra la historia, en el siglo IV se leía el relato evangélico en el lugar mismo en que se realizó, mostrando a Cristo aclamado como rey de Israel, tomando posesión de la capital de su reino porque Jerusalén era imagen del reino del Jerusalén celestial. Luego, el obispo cabalgando sobre un jumento, iba desde la cima del Monte de los Olivos hasta la Iglesia de la Resurrección, rodeado de la muchedumbre que portaba ramos de palmas y cantaba himnos y antífonas. Semejante ceremonia iba precedida de la lectura del paso del Éxodo, relativo a la salida de Egipto.
El pueblo de Dios, acampado a la sombra de las palmeras, junto a las doce fuentes en que Moisés les prometió el maná, era figura del pueblo cristiano que corta ramas de palmeras y manifiesta que su Rey, Jesús, viene a liberar las almas del pecado y a conducirlas a las fuentes bautismales para alimentarlas después con el Maná Eucarístico. 
La iglesia romana, al adoptar este uso tan bello hacia el siglo IX, añadió los ritos de la bendición de los Ramos.
El ramo de guano bendito es un símbolo muy especial; símbolo de la participación de los feligreses y la expresión de su fe en Cristo, -Mesías y Señor-, que aceptó ir hacia la muerte para la salvación de todos nosotros. En el Domingo de Ramos se colgaban en el interior de las casas tiras de palma que habían sido bendecidas por los sacerdotes. Aun después de veinte siglos la bendición de las “palmas” nos permite revivir la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Conservemos hoy en nuestras casas uno de los ramos bendecidos.

La Cuaresma,
tiempo de
conversión espiritual.
La Pascua, el Miércoles de Ceniza y la Cuaresma son fiestas que varían su fecha en el almanaque pues están basadas en el calendario Judío que se guía por la Luna. Así el calendario de Semana Santa se obtiene a partir del Domingo de la Resurrección, que es el domingo siguiente a la Luna Llena del mes de Nissan -el mes de los judíos- que corresponde a los días entre el 22 de marzo y el 25 de abril; o sea el domingo después de la primera Luna Llena de primavera. El Concilio de Nicea -325–, aprobó esta manera de calcular el Domingo de la Resurrección del Señor, siempre previniendo que la Pascua Judía no coincidiera en fecha con la Pascua Cristiana ni que los cristianos celebrasen la Pascua dos veces en el mismo año.
Los evangelios nos presentan a Jesús retirándose solo a un lugar apartado para orar, orar en silencio, en la oscuridad del dolor.  Y allí permanecerá por cuarenta días en ayuno total, lo que nos recuerda los 40 años del pueblo judío en el desierto, los 40 días de Moisés y Elías en el Monte Sinaí, y los 40 días del diluvio.
En tanto Jesús está en el desierto nosotros aceptaremos la imposición en nuestra frente de la ceniza de la fe. En la presente liturgia del Miércoles de Ceniza se utiliza la ceniza sacadas de las palmas que habían servido el año anterior para la procesión del Domingo de Ramos, mezclándolas con una pequeña cantidad de aceite. El sacerdote bendice las cenizas y como signo de la caducidad de la condición humana haciendo la señal de la cruz dice: “Convertíos y creed en el Evangelio”. La celebración del Miércoles de Ceniza se extendió por toda la Cristiandad durante el siglo 7; y es una liturgia que nos recuerda que nuestra vida es pasajera y la definitiva está en el cielo. Es un Miércoles, -el séptimo antes del domingo de Pascua- a partir del cual se inicia la Cuaresma la cual termina antes de la Ultima Cena de Jesús; y conlleva cinco semanas que nos acercarán al Vía Crucis del Señor, a la celebración anual cristiana en que se rememora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret con celebraciones litúrgicas y procesiones en casi todos los países del mundo. El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia.  Además en la Cuaresma se guarda abstinencia: no comer carne el Miércoles de Ceniza ni en todos los viernes hasta terminada la Semana Santa, obligatorio a todo cristiano mayor de 14 años de edad; y los días obligatorios de ayuno, costumbre más judía que cristiana, permitiendo una sola comida completa al día. Comer entre comidas no está permito, pero sí tomarse líquido.
No olvide ningún cristiano -hijo simbólico de la Virgen Maria- que tal como aseguró Joseph J. Clennon en su época de Arzobispo de St. Louis, …”a la hora de tu muerte, tu mayor consolación serán las Misas que durante tu vida oíste. Cada Misa que oíste te acompañará al Tribunal Divino y abogará para que alcances perdón…Con la asistencia devota a la Santa Misa rindes mayor homenaje a la Humanidad Santísima de Nuestro Señor…”
Una Misa escuchada te aprovechará más que muchas que ofrezcan por ti después de tu muerte. Con cada Misa aumenta tus grados de gloria en el Cielo, porque en ella recibes la bendición del sacerdote, que Dios ratifica desde la altura. Durante la Misa te arrodillas en medio de una multitud de Ángeles que asisten al Santo Sacrificio y guardando profundo silencio hasta pudieras oír a Dios acompañándote en la oración.
Cada domingo de Cuaresma tiene su propio simbolismo, al igual que lo tiene cada día de Jesús en el desierto: «Señor, enséñame tus caminos, y haz que camine con lealtad» ¡Ay, si conociéramos el don del Señor! Haríamos como David cuando perdonó a Saúl, y José a sus hermanos, y Esteban a los que le apedreaban, y Jesús a los que le clavaban en la cruz. El que tenga el corazón más sano que dé el primer paso y perdone. Y amando al prójimo podría disfrutar plenamente del Domingo de Lateare, el Domingo de la Alegría, denominación tradicional del cuarto domingo de Cuaresma. Hoy la Iglesia nos invita a poner un toque especial de regocijo en la celebración y para alentar nuestro caminar. Estamos a la mitad de la travesía cuaresmal, …cada día más cerca de la Pascua.  Es también el Domingo de la Luz, de moderación y esperanza, importante en estos tiempos de tanta penumbra, de tanta generalizadas tinieblas, de tanto dolor...
Y el quinto domingo de Cuaresma, el último antes de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, nos abre el pórtico a lo que la liturgia católica denomina como la Semana de Pasión. En ella ofreceremos en su Viernes de Dolores la devoción a la angustia de la Virgen Maria, los sufrimientos de la Madre de Cristo durante la Semana Santa. Esta antigua celebración mariana tuvo mucho arraigo en toda Europa y América. Sin embargo, el Concilio Vaticano II consideró, -dentro de las diversas modificaciones al calendario litúrgico-, situar la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores el 15 de septiembre.
Terminaremos la Semana de Pasión con el “día del nazareno” o “Sábado de Pasión”. Es un día que muchos feligreses lo consideran incluido en las celebraciones de la Semana Santa -desde el Viernes de Dolores- y son numerosas las manifestaciones de religiosidad, en ambos días, gozando este Sábado de Pasión además, de una gran tradición histórica en muchos países de Hispano-América. Por ejemplo: en Guatemala se le conoce como Sábado del Consuelo, y sale en procesión la consagrada imagen de Jesús Nazareno; y en España son varias las procesiones con las imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno, el Santísimo Cristo de la Misericordia y Jesús de la Esperanza.

Días de silencio y meditación.
Los últimos estudios revelan que la Ultima Cena de Jesús con los discípulos se efectuó en miércoles, tema que mantiene dividido a teólogos e historiadores. Mateo, Marco y Lucas dicen que la Cena coincidió con el inicio de la festividad de Pésaj. Juan señala que se produjo antes. Quizás la discrepancia surgió por el uso de distintos calendarios. La Cena se efectuaba en un lugar llamado el Cenáculo, en una casa que pertenecía a un amigo de Jesús.
Llegada la hora de cenar se sentó con sus discípulos y les dijo:
“Cuanto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer,
porque yo les aseguro que ya no la
volveré a celebrar hasta que tenga cabal cumplimiento en el reino de Dios. Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios.”
Y tomando después el pan, pronunció la acción de gracias, lo partió en pedacitos y se lo dio a cada uno, diciendo:
“Esto es mi cuerpo, que se entrega por
ustedes. Hagan esto en memoria mía”.
Después de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino:
“Esta copa es la nueva alianza,
sellada con mi sangre, que se derrama
por ustedes. Pero miren; la mano del que me va a entregar está conmigo en la mesa. Porque el hijo del hombre va a morir,
según lo decretado; pero, ¡ay de aquel
 hombre por quien será entregado!”
Es el momento en que instituye el Sacramento de la Eucaristia para demostrar a los discípulos cuanto les amaba.

El Sagrado Cáliz 
Copa con ancha apertura. El pie usualmente era de otro material. Exclusivamente para el uso sagrado en la Santa Misa.
                                      
El Santo Cáliz en la
Catedral de Valencia
La parte superior de la copa es la que usó Nuestro Señor.
El Congreso Internacional del Santo Grial celebró en Valencia el
Aniversario de la llegada de la reliquia a España, enviada según la tradición por San Lorenzo, martirizado en
Roma en agosto del año 258.
Llevada a Valencia en el año 1424
por el rey Alfonso El Magnánimo.
En la Liturgia cristiana, el cáliz es la copa sagrada –indispensable- para el sacrificio de la Santa Misa y contiene el vino que representa la Sangre de Cristo. El cáliz nos recuerda ciertos pasajes bíblicos así como que en la Última Cena, la copa contenía vino que era Su Sangre. Alrededor del Cáliz se han forjado historias o narrado sublimes leyendas: como el de la institución del Sacramento de la Eucaristía en la memorable cena de Jesús con sus discípulos; o la que comienza con José de Arimatea, rico hebreo que se hizo cargo del cuerpo de Cristo para enterrarlo y que, parece ser, se quedó en posesión del cáliz, el cual utilizó para recoger la sangre que se vertía de las heridas de Cristo. Pero la leyenda nos cuenta que tras la desaparición del cuerpo, se acusó a José de haberlo robado y se le encierra en prisión sin alimento alguno. Allí se le aparece Cristo, quien bañado en una luz resplandeciente le confía el cáliz, lo instruye en los sagrados misterios de la Misa y desaparece. Milagrosamente José se mantiene con vida gracias a una paloma que penetraba en su celda y cada día depositaba una Hostia en el cáliz. En el año 70 Arimetea queda en libertad y marcha al exilio junto a un pequeño grupo de seguidores, llevándose con él, el Cáliz.
 El Lavado de Pies
Durante la Cena Jesus comenta que uno de los discípulos había vendido su corazón al mal. Judas Iscariote, hijo de Simón, se siente aludido, casi descubierto. Jesús se levanta de la mesa, se quita los vestidos y tomando una toalla, se la ciñó.  Luego echa agua en una vasija de barro vidriado y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.
Simón Pedro le dice: “Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?”
Jesús le respondió: “Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo
comprenderás más tarde”.
Pedro le responde: : “No me lavarás los pies jamás.”
Y Jesús le explica “Si no te lavo,
no tienes parte conmigo.”
Le dice Simón Pedro: “Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos
y la cabeza.”

El Vía Crucis o Camino de la Cruz
“Señor mío Jesucristo,
Tú anduviste con tan grande amor este camino
para morir por mí…”
(San Alfonso Maria Ligorio)

Posiblemente fueron los Franciscanos los primeros en establecer el Vía Crucis porque a ellos se les había concedido en 1342 la custodia de los lugares mas valiosos y respetados de Tierra Santa. El Papa Inocencio XI les concedió el derecho de erigir el Vía Crucis en sus iglesias ganando los franciscanos y sus afiliados las indulgencias que se obtenían al visitar los lugares de la Pasión del Señor en Tierra Santa.
Inocente XII confirmó este privilegio y Benedicto XIII en 1726 lo extendió a todos los fieles. Benedicto XIV exhortó a todos los sacerdotes a enriquecer sus iglesias con el tesoro de las “Estaciones de la Cruz”.
A comienzos del siglo XVIII, un franciscano, Leonardo da Porto Maurizio, difundió la devoción por el Vía Crucis y a su vez reglamentó su práctica. Fue él quien fijó en catorce el número de las estaciones, como atestiguan las disposiciones aprobadas el 3 de abril de 1731 por el papa Clemente XII; ya generalizada la erección y uso de las “estaciones” desde finales del siglo XVII.
Parece ser que la costumbre de rezar las “estaciones de la cruz” empezó en Jerusalén; e igual, posiblemente, se convirtió en costumbre de muchos peregrinos desde la época del Emperador Constantino.
San Jerónimo habla de multitud de peregrinos de todos los países que visitaban los lugares santos del Vía Crucis. Sin embargo, en el siglo XV comenzaron a erigirse “estaciones” en distintas partes de Europa. Se ignora con exactitud cuando se utilizó por vez primera la palabra “estaciones”, aunque se encuentra en documentos del peregrino inglés Guillermo Wey, en 1458.   San Alfonso María Ligorio, Doctor de la Iglesia, escribió meditaciones para cada “estación”, al tiempo que se canta una estrofa del “Stabat Mater” mientras se pasa de una “estación” a la otra.

Viacrucis o vía crucis significa «camino de la cruz» refiriéndose a las diferentes etapas vividas por Jesús desde el momento en que fue aprehendido hasta su crucifixión y sepultura. También conocido como “Estaciones de la Cruz” y “Vía Dolorosa”. Según la tradición, la Santísima Virgen caminaba diariamente todo el largo tramo desde el praetorium de Pilato donde su Hijo fue condenado a muerte hasta el Monte Calvario, donde murió en la cruz.
Cada Viernes Santo, Su Santidad dirige las Estaciones de la Cruz desde el Coliseo en Roma.

Fraguando un plan ….y la traición.
La muerte de Jesús estaba decidida. Anás y Caifás –dos sumos sacerdotes- ya habían determinado que Jesús debía morir. Mas eso no aminora la traición de Judas Iscariote quien vendió al Maestro por solo treinta monedas de plata. A los hombres del Sanhedrín les venía bien un Judas para que fuera mucho mas fácil arrestar a Jesús y presentarlo ante el Sanhedrin, conformado por 70 miembros, formación reconocida por el pueblo.
El Sanhedrín era una especie de “consejo de sabios” que lideraba al pueblo Judío. Funcionaba como un cuerpo judicial, cuya jurisdicción no se limitaba solamente a asuntos religiosos, sino también al ámbito civil. Dirigido por un Presidente y un Titular de la Corte.  Se reunían en el cuarto denominado Cámara de la Piedra Tallada; y se llamaba así porque las sillas de los jueces estaban talladas sobre piedra sólida.  El Sanhedrín funcionó durante la época de la dominación romana en la Tierra de Israel, desde la etapa final del Segundo Templo de Jerusalén hasta el siglo V.  Los sabios jueces de Israel se reunían en el Templo, a fin de decidir sobres los problemas más difíciles de la nación judía.

El beso de Judas en el Monte de los Olivos
La noche se tornaba oscura cuando Jesus con sus discípulos atraviesan el torrente del Cedrón, donde había un huerto, el Monte de los Olivos y entraron allí. Judas, el traidor, conocía el sitio porque Jesús se reunía a menudo en ese lugar con sus discípulos.
Al llegar Jesús les aconseja decir la Oración del Huerto para no caer en la tentación. El se retira hacia un lado del jardín y de rodillas comienza a orar. Judas entre tanto tomando unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entra allí con faroles, antorchas y armas cuando terminada la oración Jesús regañaba a los discípulos que se habían quedado dormidos. Judas se acerca al Maestro y lo besa:
“-Judas, ¿con un beso entregas
al Hijo del hombre?
Uno de los discípulos ataca con la espada a un criado del sumo sacerdote y le corta la oreja derecha. Jesús interviene, diciendo:
“-¡Dejen! ¡Basta!”
Después Jesús dice a los sumos sacerdotes, a los encargados del templo y a los ancianos que habían llegado a arrestarlo:
“-Han venido a aprenderme con espadas y palos, como si fuera un bandido. Todos los días he estado con ustedes en el templo y no me echaron mano. Pero ésta es su hora y la del poder de las tinieblas”.
Llevaron a Jesús y lo hicieron entrar en la casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía desde lejos. Hicieron fuego en el patio y algunos se sentaron y entre ellos Pedro. Una criada se le quedó mirando y exclama que también él estaba con Jesús. A la tercera vez que la mujer insiste Pedro replica que no sabe de que hablaba, y en eso cantó un gallo anunciando la entrada del nuevo día.  Pedro recordó lo dicho por Jesús en la cena y saliendo de allí se soltó a llorar amargamente.
Con la traición de Judas fue mucho mas fácil arrastrar a Jesús ante el Sanhedrín primero y ante Poncio Pilato -gobernador de Judea-, después. 
El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió:
“He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la
sinagoga y en el Templo, donde se
reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas.”
Es la mañana se reúne el consejo de los ancianos, los escribas y los sumos sacerdotes... Interrogan a Jesús esperando que El declare que es el Mesías. A la afirmación de un anciano de que Jesús pretendía ser el Hijo de Dios, El les contesta:
“-Ustedes mismos lo han dicho:
sí lo soy”.
Entonces ellos contestan que no hay necesidad de tener testigos; ...y llevan a Jesús ante Pilato. Comenzaron a acusarlo.  Pilato pregunta si él era el rey de los judíos, y Jesús responde:
“-Tu lo has dicho”
Pilato dice a los sumos sacerdotes y a la turba que no encuentra ninguna culpa en él  pero todos ellos insisten en su culpabilidad.  Pilato decide remitirlo a Herodes que estaba en Jerusalén y quien desde hacia tiempo deseaba presenciar algún milagro del Hijo de Dios. Hizole preguntas. Jesús no contesta. Herodes y su escolta se burlan. Le visten de blanco y se lo devuelven a Pilato.  Este convoca a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo; explica que no encuentra ninguna de las culpas de que lo acusan, ...Herodes tampoco había encontrado. Por lo tanto ningún delito digno de muerte se ha probado. Así pues le aplicaría un escarmiento y lo saltaría.  Pero es día festivo.  Es ocasión de dejar libre a un preso.  El pueblo pide que suelten a Barrabás. Pilato insiste en dejar libre a Jesús, pero todos gritan:
“-¡Crucifícalo, crucifícalo!”
Crece el griterío. Pilato suelta a Barrabás -encarcelado por revuelta y homicidio- y a Jesús lo entrega a su arbitrio, lavándose él las manos.
....entonces tomaron a Jesús y le azotaron y los soldados trenzaron una corona de espinas  y adornaron su cabeza.
Respondió Jesús:
“Mi Reino no es de este mundo.
Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese
entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.”

“Y los soldados, tejiendo una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y lo vistieron con un manto de púrpura.
 Y se acercaban a él y le decían: Salve, Rey de los judíos.  Y le daban bofetadas” .
Cuando coronado de espinas fue mostrado al pueblo, este gritaba otra vez: “Sea crucificado, sea crucificado”.
La Corona de Jesucristo.  Espinas de Cristo.

Se dice que la corona de espinas que estuvo en contacto con Jesús, en los primeros siglos permaneció en la Basílica de Monte Sion, en Jerusalén.
La corona de espinas se confeccionó de un espino que usaban en aquella región como leña para encender fuego o alumbrarse: Paliurus, nombre antiguo griego de este arbusto pero su nombre común es Espina de Cristo.
Esta planta pertenece a la familia Rhamnaceae y es originaria de las tierras que se extienden desde la parte occidental del continente asiático hasta el sur de Europa.  Es un arbusto caducifolio que no suele sobrepasar los 4 metros de altura, muy ramificado, cuyo ritmo de crecimiento es bastante lento. Las flores son de color amarillo, de pequeñas dimensiones y cuentan con cinco pétalos. Hojas alternas, más o menos ovadas, de 2-4 cm de longitud, ovaladas, con las márgenes denticuladas y con un nervio central y otros dos paralelos a éste. Pecíolo corto, pubescente; estípulas espinosas, muy espinosas.

Camino al Gólgota
Había sido azotado y coronado de espinas. Estaba en ayunas y sudaba sangre. Sobre sus hombros rotos le ponen una Cruz pesada y maciza: la salvación de la humanidad …y sale Jesús hacia un sitio llamado Calvario, que en hebreo se dice Gólgota.
Cae por primera vez. Más tarde se encuentra con Maria, toda angustiada ante el dolor del Hijo. …Simón de Cireneo comparte el peso de la cruz sintiendo que camina junto a un hombre extenuado. Entonces Verónica con el mejor paño de su casa le seca el rostro bañado de sangre por los golpes recibidos. Cae Jesús por segunda vez.
Le seguía una multitud de mujeres que se dolían y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose a ellas, dijo:
“Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí;
llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no
criaron! Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Cubridnos! Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?”
Mas adelante cae nuevamente, por tercera vez.
Fue despojado de todo y se repartieron entre sí sus vestiduras echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta.  Querían la ropa de Jesús para ellos, sobre todo la túnica. Esta la sortean y lo demás se lo dividen. -Esa túnica se la hizo María, les dice Juan.  Era común que el “grupo de ejecución” -cuatro soldados y un centurión- pudieran quedarse con los bienes de la víctima como parte de su salario.
Llegan al lugar llamado “la Calavera”, ..y lo clavan en la cruz. Sobre su cabeza, pusieron un cartel en arameo, griego y latín con el motivo de su condena: “Este es Jesús, el Rey de los Judíos”.
INRI:
 “Jesus Nazarenus Rex Iudaeorum”.
Lo crucifican allí junto a dos malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Jesús, mirando al cielo, dice desde la cruz: “ Padre, personalos, porque no saben lo que hacen”
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, la mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo predilecto dice a su madre:
“Mujer ahí tienes a tu hijo”
Luego dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”.
Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
El pueblo observa a las autoridades haciéndole muecas.  Uno de ellos le grita que si es el Mesías, que se salve a sí mismo.  La punta de una lanza le clavan entre las costillas.  Uno de los dos ladrones crucificados pídele que cuando llegue a su Reino se acuerde de él. Jesús le responde:
“-Yo te aseguro que hoy, estarás
conmigo en el paraíso”.
Después de esto, Jesús dice: “Tengo sed” y sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca.
“Dios mío por que me has abandonado”
Es casi el mediodía. El velo del templo se rasga por la mitad.  Las tinieblas invaden toda la región y se oscurece el sol. Consciente de que ha cumplido exclama:
Todo esta consumado

A las tres de la tarde, la hora novena y sagrada, Jesús clama:

“-Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu”
...y diciendo eso, inclinando la cabeza, expira, y al punto brotó sangre y agua.
Al momento un oficial romano que observa la escena exclama:
“Verdaderamente este hombre era justo”

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