¿Quién no recuerda a esos niños cantando la lotería en Cuba?
Casa de Beneficencia y Maternidad
La Habana, Cuba
Por: Maria Teresa Villaverde Trujillo
(Foto muy antigua)
Hubo antes una Casa Cuna, una Casa de Maternidad y una Casa de Beneficencia,
fundadas todas por el Obispado de la Iglesia Católica Cubana
entre los finales del siglo XVII al XVIII
El Obispo D. Jerónimo Valdés y Sierra está reconocido por la historia cubana como el fundador de la Casa de Beneficencia, aunque fuera ideado anteriormente por Diego Evelino Compostela, Obispo de Cuba quien en 1688 había fundado el primer colegio de niñas, en el área de la Habana Vieja, en la edificación conocida como el colegio de San Francisco de Sales.
En 1830, Antonia María Menocal, una gran señora habanera dejó a su muerte un cuantioso legado para obras de caridad. Su albacea decidió destinarlo a la creación de una Casa de Maternidad la que contaría con dos departamentos: uno para refugio de aquellas parturientas que deseaban cubrir su honor ofendido por alguna fragilidad, y el otro para la conservación y educación de los niños hasta la edad de seis años.La administración colonial secundó esta iniciativa y cedió a la naciente institución el antiguo hospicio de San Isidro, no sin la oposición de los frailes que entonces lo ocupaban. En 1831, la Casa de Maternidad tenía edificio propio, en el Paseo del Prado y en 1852 la Casa de Beneficencia y la de Maternidad se fundieron en una sola institución. Durante mucho tiempo esta institución fue administrada por la Sociedad Económica de Amigos del País y una Junta de Patronos. Se mantenía ademas por la ayuda que le daba un grupo de filántropos y por las cuestaciones públicas.
En Cuba, el apellido Valdes conlleva un significado especial en honor al fundador de esa entidad. Se le daba ese apellido solo a los varones, pero el Obispo Valdés puso como estricta condición que el apellido fuera sin el acento. Hay varias versiones del por qué de esa petición pero la razón por la que el Obispo Valdés pidiera no se le pusiera acento al apellido fue, porque así su familia seria la única con el apellido Valdés acentuado.
Las niñas recibían el apellido Rodríguez por otro benefactor y fundador.
Por los años 1950 se abandonó la costumbre de usar el apellido Valdes.
El apellido entonces se escogía al azar.
En la fachada lateral del edificio que daba a la Calzada de Belascoaín, estaba el torno, o puerta rotatoria. Allí la madre colocaba al infante, el depósito giraba, y al tiempo que sonaba una campanilla: el niño abandonado era recibido por una monja de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, congregación que atendía aquella institución. Los niños recibían allí educación y se les adiestraba para un oficio. A los más dotados intelectualmente, se les ayudaba hasta recibir estudios superiores. Dos casos notables:
Juan Bautista Valdes, se hizo médico y llegó a ser
director de la Casa de Beneficencia y Maternidad.
El poeta Gabriel de la Concepción Valdes, (Plácido),
fue también un expósito.
En la la década del 50, el gobierno compró el edificio y la Casa de Beneficencia fue trasladada a otra área. En sus terrenos se construiría la sede del Banco Nacional de Cuba cuyo proyecto murió a la llegada del gobierno revolucionario quien utilizó parte del edificio ya casi levantado y lo convirtió en un hospital.
Desconozco la suerte corrida por la Casa de Beneficencia y Maternidad
después de 1959.
(Foto antigua)
Imagen del Manual de Ordenanzas y Reglamentos para el gobierno de la
Real Casa de Beneficencia y Maternidad de La Habana.
Imprenta del Gobierno y Capitanía General por S.M.
1890
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