¡Llegó el Verano al Hemisferio Norte!
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Cuando en la fecha señalada el Sol alcanzó su máxima posición meridional y su punto más alto al norte del ecuador celeste, esto hizo posible que en el planeta Tierra apareciera el solsticio del verano en el Hemisferio Norte, y el solsticio invernal en el Hemisferio Sur. El nombre “solsticio” es un término astronómico y proviene del latín: solsister o Sol quieto.
El cambio de estaciones es producido por los solsticios y equinoccios lo que sucede con el movimiento de rotación y traslado terrestre. La existencia de los solsticio está provocada por la inclinación del eje de la Tierra sobre el plano de su órbita.
Las “estaciones” varían de una zona a otra en el planeta Tierra. En las más templadas de ambos hemisferios se reconocen cuatro estaciones: primavera, verano, otoño e invierno. En los países tropicales y ecuatoriales las estaciones se dividen de acuerdo a los períodos de lluvia o sequía.
En los Polos –Norte y Sur- hay sólo dos estaciones: verano e invierno. A partir del 21 de marzo el círculo polar antártico está recibiendo la luz solar; y arribando el solsticio de verano el día se alarga tanto que ocasiona el espléndido Sol de Media Noche manteniéndose el astro rey -como un fenómeno natural- brillando en lo alto del firmamento. Por tal es que se dice que en seis meses en el Polo Norte sólo amanece una vez. Mientras, durante este tiempo, en el Polo Sur reinará la oscuridad durante seis meses hasta finales de septiembre -equinoccio de otoño- cuando entonces la luz del Sol brillará en el Polo Sur; y una profunda oscuridad en el Polo Norte.
El solsticio de junio nos llegó el miércoles día 20 con una suntuosa Luna Nueva que iluminó el firmamento desde las primeras horas de la media noche hasta la alborada –legado nocturno de la noche anterior- bautizando así la estación veraniega en el Hemisferio Norte.
Llegada la horas del mediodía el Sol alcanzó el Cenit sobre el Trópico de Cáncer provocando que el día fuera el más largo y la noche la más corta del año. Desde ese momento hasta la llegada del invierno la noche se irá imponiendo paulatinamente.
En muchas partes del mundo se celebra la entrada del Solsticio de Verano. Es una celebración tan antigua comparable con la humanidad misma. En Europa esta casi sagrada festividad del solsticio se hace presente desde tiempos prerromanos. Dicen los científicos que empezó hace más de cinco millones de años cuando aquellos hombres observaban con atención la posición del Sol sobre el Trópico de Capricornio y como después se movía perpendicular hasta alcanzar el Trópico de Cáncer ocasionando que ese día resultaba ser el más largo y la noche la más corta.
El solsticio de verano en Europa
En distintos países de Europa en tiempos muy remotos se realizaban celebraciones en conexión con el solsticio de verano, con ciertos ciclos naturales de la Madre Naturaleza o con ritos pre-cristianos enclavados en la historia de Juan el Bautista y aunque las demostraciones no son tan efervescentes como en el pasado siglo, aun ciertas celebraciones y ritos se mantienen vivas en las poblaciones europeas.
Empero, en algunos países en la actualidad solo se presentan fogatas en la cima de las montañas, en el medio de las calles o en lo ancho de las plazas: símbolo de la vida, del poder, del vigor; pero ya no se ejecutan como una tradición continua.
Recuerdo mi estancia en el Principado de Asturias en 1952 cuando disfruté de la “Nueche de San Xuan” -Festividad de San Juan- una hoguera con la finalidad de dar fuerza a los rayos del Sol que ya se habían escondido entre las nubes.
Se quemaban “les fogueres” en la Plaza Poniente de Gijón, mi ciudad favorita; y al año siguiente disfruté la destrucción festiva del fuego en la plaza frente a la Catedral de Oviedo. No olvidemos que Asturias es pueblo celta. Se rinde culto a los seres de la mitología asturiana. Se adora al Sol y además al agua.
Otros puntos donde ha estado muy arraigado el culto al solsticio del verano es en Noruega, Dinamarca, Finlandia. En Grecia de acuerdo a las creencias helénicas: al solsticio de verano le denominan “la puerta de los hombres” y al solsticio de invierno le llaman “la puerta de los dioses”; y en sus fiestas dedicadas al dios Apolo encendían grandes hogueras. Y en Suecia donde el verano se celebra por todo lo alto porque es muy corto aunque sus campos son muy verdes. Para celebrarlo se planta “el palo de Juan” bailándose a su alrededor. Las noches son muy claras y se dice que en el norte el sol nunca muere y a de ser verdad porque a media noche aun esta el crepúsculo en todo su esplendor.
Stonehenge,
también denominado el Templo del Sol
Uno de los más famosos monumentos prehistóricos del mundo. No se sabe muy bien su fecha de construcción, pero los científicos estiman que ocurrió cerca al año 2800 a.C. El objetivo de esta construcción aun se ignora pero se estima era utilizado como templo religioso o funerario, quizás como observatorio astronómico, ya que durante el solsticio de verano el sol penetra a raudales por el eje de la estructura atrayendo año tras año a miles de personas que se congregan pasada la madrugada ante el atrayente conjunto de enormes bloques de piedras distribuidos en cuatro circunferencias.
El Sol se eleva sobre la piedra "Heel", la más famosa de este megalito monumento prehistórico situado en el sur-oeste de Inglaterra, cerca de Amesbury, pero lejos del río Avón, donde se eleva para unos como un monumento sagrado y para otros como un lugar mágico, extraordinario para contemplar las estrellas y la Luna además del Sol, como hacían en la antigüedad para reconocer el cambio de las estaciones, o el inicio de cada una. El solsticio en el Hemisferio Sur
En junio 20 el invierno llegó al Sur de la América Hispana que es cuando el Sol se encuentro a la mayor distancia angular negativa del ecuador celeste. Las noches se alargan y las horas diurnas se acortan. Pero el solsticio invernal se empieza a celebrar cabalmente hacia el día 23.
Dependiendo de las distintas culturas de los países hay lugares donde esta temporada aun conlleva un periodo de festividad, celebraciones o rituales. Asi por ejemplo: Brasil tiene “Fiestas Juninas”. En Perú la celebran todos los pueblos de la selva peruana; son ritos únicos, grandiosos, espectaculares. En Panamá -con San Juan Bautista como patrón- se realizan fiestas con actos religiosos y paganos. Bolivia, Paraguay, Chile y Venezuela celebran la noche de San Juan, al estilo de la antiquísima leyenda española.
Y es aquí en el Hemisferio Sur donde se celebra el Inti Raymi –en quechua “Fiesta del Soll”- antigua ceremonia religiosa en honor al dios Sol realizada en el solsticio de junio en los Andes. Según relata el Garcilazo de la Vega era la más importante festividad de los Incas. Y se celebra con la toma de la caña con ruda, una bebida alcohólica destilada de la caña de azúcar dulce o melar.
El Nuevo Año Solar Andino
Según me deja saber mi amiga argentina Dra. Mónica de Luca:
“...El 24 de junio de cada año, las naciones originarias en todo los andes celebran el solsticio de invierno, es decir el momento en cual empieza el nuevo año solar. Según el conocimiento de la ciencia occidental el solsticio empieza el 21 de junio, día que se comienza con la Celebración, que tiene su punto culminante entre la noche del 23 de Junio (Noche de la Fogata de San Juan) y el 24 de Junio (LaNavidad Andina) El Pacha Unachaq, que es un calendario solar utilizado por los Incas, indica que el Sol se queda en el mismo lugar por algunos días antes del amanecer del 24 de junio. Este preciso día, las naciones originarias andinas lo proclaman el Año Nuevo, el Inti Raymi. También ese día comenzamos a prepara las distintas cañas con Ruda para celebrar el 1 de Agosto el día de la Pachamama y como María Teresa siempre solicita la receta aquí se la envío y a los que soliciten la info de la receta de la ¡¡¡Queimada para la noche de San Juan !!!… también se la enviaré….”
Entre tanto acá va la famosa preparación de la Caña con Ruda para disfrtarla en este mes de junio:
“…Debe mezclarse la caña o aguardiente con agua hervida en proporciones que varía según el gusto del consumidor. Luego se maceran las hojas de ruda macho, volcando la pasta que se forma en el interior del recipiente que contiene la caña o preparado casero. Esta operación deberá realizarse varios días antes, para obtener buena mezcla de ingredientes, lo que hace más efectiva la vacuna realizada la mezcla, quemar azúcar en una taza o bol pequeño, hasta obtener caramelo. Así caliente se vierte en el recipiente en cantidades que varían según el color que se quiere del preparado. Cuanto más caramelo se agregue, más oscura será la caña con ruda. En estos últimos tiempos, algunos le agregan cáscara seca de naranjas, que según la tradición popular es altamente sedante. Debe dejarse madurar durante varios días, que así resulta más agradable al paladar…”
Esperemos; en otra oportunidad recibiremos y daremos a conocer la preparación de la “queimada” que menciona la Dra. De Luca, en celebración del próximo San Juan, bebida que conlleva una combinación de fuego y agua a la Tierra Madre: el fuego danzando, alumbrando y dando calor; porque ¿quién puede olvidar acá en el sur la noche mas corta del año, la noche de San Juan? Tan celebrada en muchos países de Europa y en países del Nuevo Continente colombino. Se dice que estas fiesta nacieron en España. En algunos rincones de La Habana también la celebrábamos con la quema del muñeco. ¡Si lo recordaré yo! Aquella noche llena de fabulosas tradiciones y a la vez de profundo misterio cuando con tanto júbilo danzábamos alrededor del personaje, símbolo de la efigie de un San Juan.
En los Andes se ofrece una oración en uno de cuyos párrafos surge una suplica vehemente:
“…Fuerzas del aire, tierra, mar y fuego, a vosotros hago esta llamada: si es verdad que tenéis más poder que la gente terrena, aquí y ahora, haced con los espíritus de los amigos que están fuera, participen con nosotros de esta Queimada…”La noche de San Juan y el solsticio de verano.
La noche de San Juan
y el solsticio de verano
Podemos decir que todo empezó hace cerca de 5 mil años. La víspera y el amanecer del 24, ambos estaban dedicados a San Juan en un esfuerzo por cristianizar las numerosas fuerzas que se manifestaban. Podemos decir también que desde tiempos prerromanos, -coincidiendo con la festividad de San Juan y la llegada del solsticio de verano- se realizaban diversos rituales y a la vez se anunciaban ciertos fenómenos astronómicos pretendiendo “dar más fuerza al sol”. Era como una magia, en la que todos por igual ponían en marcha numerosos actos de antiguo origen: los de la Noche de San Juan.
Esta fiesta nació en Europa a través de España. El culto al sol en la noche es la celebración de dos fiestas: una profana la del solsticio de verano con su arribo el 20 de junio simbolizando el Sol ardiente; y la otra fiesta, la religiosa que se celebraba en homenaje a Juan Bautista el 24 de junio prendiendo fogata toda la noche.
Lo sorprendente de “esta noche de fiesta” es que se realiza en la fecha del nacimiento del Bautista; pero sucede así porque Juan fue santificado en el vientre de su madre y vino al mundo sin culpa, según atestiguó San Agustín; y rebosante de alegría y júbilo el padre del recién-nacido encendió hogueras para anunciar a parientes y amigos la llegada del niño. Ahí, en ese instante nació la noche de San Juan. Siglos después se cristianizó esta fiesta, y la víspera del 24 se convirtió en una noche santa y sagrada, hasta el amanecer. Desde entonces “esa noche” heredó tradiciones cuyos orígenes también se extendieron por muchos países del Nuevo Continente.
Mis recuerdos de la Noche de San Juan
En los lejanos barios habaneros, en cualquier lugar donde existiera un terreno abierto, allí se reunían los vecinos a celebrar esa noche de junio 23: la quema del muñeco que simbolizaba el San Juan de la tradición mágica. Los reflejos de la hoguera iluminaban la noche. Muy niña yo, iba con mi tía Rafaela a donde los familiares de sus amigas arrojaban a la hoguera todo objeto indeseable, y la fogata crecía, y crecía. En aquel entonces yo no entendía lo que simbolizaba la noche de San Juan, sólo para mi representaba el disfrute de una noche inolvidable
Ya en mi adolescencia, estábamos mi padre y yo visitando la ciudad de La Coruña, -hoy llamada A Coruña- cuando la ciudad entera se volcó a la calle a festejar su noche mágica, la noche donde lo fantástico y lo real se unen; y nosotros con ellos. Los coruñeses celebraban la llegada del verano con multitud de hogueras y además fuegos artificiales los cuales lanzaban desde la explanada de Las Esclavas. Además, notorio era, la multitud de turistas que visitaban esa noche del 23 las playas de Riazor y Orzán. La costa gallega estaba de fiesta. Fue otra vez para mí una noche inolvidable, aunque entonces sí, con el pleno conocimiento de lo que giraba en torno a la tradicional Noche de San Juan en el solsticio de verano.
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