2 jul 2010
Tribulaciones de la tercera edad
Por Jorge J. Gastón
Publicado el jueves, 07.01.10
en El Nuevo Herald
LOS QUE durante su edad productiva trabajaron con diligencia y supieron ahorrar y capitalizar o invertir sabiamente, pueden sentirse tranquilos de que al llegar a la edad de retiro no tendrán problema alguno.
Unos dicen que comienza a los 50 años. Otros a los 55, la edad en que la AARP, la organización no lucrativa con sede en Washington, con agencias en las principales ciudades del país, les ofrece su ayuda en la búsqueda de empleo a los de bajo ingreso.
Otros, los más, a los 65, la edad oficial del retiro de los hombres y 62 las mujeres.
Los hombres, si lo desean, pueden adelantar su retiro a los 62 pero la cantidad a recibirse reduce en un 25%, aunque si siguen trabajando el cheque puede aumentar.
Por su parte, los cines y algunas actividades deportivas y culturales tienen un precio algo más bajo para los seniors. El Miami-Dade Transit emite los Golden Passport para viajar gratis en los ómnibus, así como el Metro Rail a partir de los 65 a hombres y mujeres, sin tener en cuenta el ingreso.
La Oficina del Censo de Estados Unidos, según estimados del 2002, nos ofrece datos muy interesantes para comprender mejor algunas cosas. Como es natural, el nuevo censo, dará cifras que de seguro alterarán las que aquí aparecen.
Dice que el condado Miami-Dade tiene una población de 2,286,228 de personas, de ellas 1,100,458 son hombres y 1,185,770 mujeres. Los mayores de 65 años somos 300,572, de los cuales 125,900 son hombres y 174,582 mujeres. Qué les parece, más mujeres que hombres.
Los blancos no hispanos son 1,683,965. Los afroamericanos, 481,656. Los hispanos o latinos, 1,374,106, de los cuales 695,122 son cubanos. El resto lo conforma una proliferación de etnias de una variedad extraordinaria. No hay un solo país latinoamericano, incluyendo a Haití, que no esté ampliamente representado en nuestro condado.
El crecimiento se calcula en 1% anual. El estimado de nuevos residentes por año es de 30 mil personas, aunque perdemos unos 20 mil que buscan nuevos horizontes en Broward y en otros lugares del estado o la nación.
En crecimiento tenemos el octavo lugar en el país. La proyección para los próximos 6 años se mantiene en unos 30 mil por año. Todo indica que el condado continuará su crecimiento por el arribo constante de inmigrantes latinoamericanos.
En el 2000 fuimos el tercero en inmigración tras Los Angeles y Chicago.
No obstante, últimamente se nota cierta disminución en el número de nuevos residentes y ello debido a la contracción en los empleos creada por la crisis económica.
Analizando estos numeritos comprendemos cuán serio es el problema que tenemos en el condado con respecto a las posibilidades de poder conseguir un buen empleo, o simplemente, un empleo. El mercado laboral está a favor del empleador y en plena crisis. Nuestras cifras de desempleo son de las mayores del país. Y como si esto fuera poco, la Florida está considerada un estado at will, o sea, que las leyes laborales permiten a los empleadores dictar las reglas del juego al seleccionar empleados, fijar salarios, pagar o no horas extras, otorgar beneficios, etc.
La dificultad con los bancos en otorgar créditos y la grave situación de los miles de foreclosures están afectando principalmente a una clase media y pobre que ve alejarse cada vez más el sueño americano.
Los aumentos de precios de los seguros de viviendas, los autos, la salud y el combustible, ¡ni hablar! No parece que existan autoridades capaces de regularlos o controlarlos.
Y qué decir del desbalance evidente entre los aumentos que reciben los retirados, jubilados e incapacitados, fluctuando entre un 2.1% y 2.3% en contraste con el incremento anual de la economía de un 10% y 12% por año.
Además, el aumento sostenido de la parte correspondiente al Medicare, que no falla cada año. Y para colmo, nos anuncian que en este año y en el próximo no habrá aumentos en los retiros.
Muchos de los integrantes de la tercera edad, incluso los que han rebasado los 70, tienen la necesidad de continuar trabajando y a veces a tiempo completo, pues un part time no es suficiente para cubrir sus gastos más elementales.
Es bueno también señalar que los que durante su edad productiva trabajaron diligentemente y supieron ahorrar y capitalizar o invertir sabiamente, pueden sentirse tranquilos de que al arribar a esa edad no tendrán problema alguno.
Serán felices disfrutando de las cosas maravillosas que esa edad les ofrece, como son, entre otras, la satisfacción de saber a sus hijos encaminados profesionalmente y el inmenso disfrute de ver a sus nietos y hasta biznietos crecer felices.
Pero, como vemos las cosas, si fuéramos a ponerle color diríamos que está de hormiga brava, al menos para esa clase pobre que parece emerger de los restos de una media que desaparece por días, una clase media que otrora fuera el motor de la economía de este gran país.
Y hablando de clases, se vislumbran sólo dos: ricos y pobres.
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