LA AGRESIVIDAD INFANTIL, UN ERROR DE CONCEPTO
Lic. Amelia M. Doval
De la misma manera que Ulises embriagó a Polifemo, clavándole una estaca en su único ojo, dejando al monstruo privado de dolor e ira y ciego ante la huida de sus prisioneros así se ha de sentir el consumidor padre de familia que observa cada día y en múltiples oportunidades el mensaje publicitario de una conocida constructura de automóviles.
Un niño furioso con sus juguetes y en especial la inmensa colección de carritos, arremete contra ellos en una batalla demoledora haciendo alarde de su malacrianza y desconsideración infantil. (la demostración de agresividad es más allá del sentido común) La segunda lectura después de ver esto nos sugiere preguntarnos dónde están esos padres que lejos de sentirse satisfechos de comprar un carro poderoso deberían cuestionarse el valor de la educación dentro de la familia.
Mostrar un anuncio innovador, gracioso, refrescante y que además cumpla su objetivo en el mercado de las ventas, es toda una maestría pero, no se debe exagerar con puntos que vendrían a hacer un daño en dependencia de la hora que se trasmite. Los niños son esponjas televisivas. Según la educación recibida si la ´´pantalla´´ lo dice, es un buen producto y un excelente mensaje.
Si existe un organización, oficina, o servicio que tiene como tarea fundamental censurar lo expuesto a veces hasta con una exagerada santurronería que sobrepasa los límites, es incomprensible la exposición de un mensaje con tanta agresividad infantil expuesta en tan pocos segundos. En casos como estos nos podríamos preguntar ¿será que ya se asume la malacrianza- agresiva como una actitud inherente a nuestros hijos? Puede pensar y sacar sus propias conclusiones.
Miami, Fl
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