Por Jose M. Burgos S.
Se podría suponer que con la tensión que se vive en los tiempos modernos, los seres humanos vivieran menos que cuando la vida era más tranquila y la alimentación más sana. Sin embargo, debido a los avances médicos, es todo lo contrario, la gente en estos tiempos es más longeva.
Y éste es un fenómeno que siempre ha ocurrido.
La ancianidad o vejez es descrita algunas veces como un estado del espíritu. Por lo tanto, es muy difícil afirmar cuándo comienza, dado que el envejecimiento varía de persona a persona.
En épocas pretéritas, la gente no prestaba mucha atención a dietas balanceadas, ni al ejercicio, y esto ha contribuido a una mayor longevidad.
Según la Organización Mundial de la Salud, el envejecimiento no es simplemente un proceso físico, sino más bien un estado sicológico.
La edad a partir de la cual se considera que una persona ha entrado a la vejez, se ha incrementado a través del tiempo, pero mucho más en la época actual.
Durante el Imperio Romano, una persona de veinticinco años ya era considerada vieja, en el siglo diecinueve, una mujer que pasara de los treinta se consideraba que ya estaba en los umbrales de la ancianidad, a comienzos del siglo veinte, el promedio de vida no pasaba de los cincuenta años. No obstante, durante los últimos años, estas cifras han aumentado substancialmente. En los años treinta, la expectativa media para los varones sobrepasaba los sesenta, en los cuarenta, los sesenta y tres, y en los setenta, se pasó a los setenta y cinco.
Hoy día son numerosas las personas que pasan del siglo y con los adelantos médicos y tecnológicos, pasar de los cien, no será raro.
En la actualidad, la gente es mucho más consciente de que los efectos del envejecimiento son acelerados por diferentes causas: el tabaquismo y la excesiva exposición al sol hacen que la piel pierda espesor y elasticidad y se arrugue, pero el tabaco, además, afecta los pulmones hasta el punto de adquirir cáncer. El consumo excesivo de alcohol o narcóticos produce pérdida de memoria, lentitud en el aprendizaje, los reflejos ante los estímulos se atrofian y aparecen enfermedades coronarias. Escuchar música con alto volumen y los ruidos fuertes, eliminan las células nerviosas y, consecuentemente, se pierde agudeza de los sentidos. La falta de ejercicio hace que disminuya la masa muscular y la fortaleza. Como son conscientes, no es raro ver a personas mayores preocupadas por sus dietas, en los gimnasios, y sometiéndose a exámenes médicos constantemente.
Otros factores que aceleran el envejecimiento y que se deberían tener muy en cuenta, son hechos que perturban la tranquilidad, como la falta de afecto, la inactividad laboral, la pérdida de seres queridos, la carencia de diálogo y las dificultades económicas, para citar sólo algunos.
Cuando se toma conciencia de estos asuntos y se reducen los hábitos nocivos prestando mayor atención a una dieta sana, ejercicio físico y mental y cultivando amistades, la esperanza de longevidad se acrecienta, alejando a la vez la llamada ancianidad.
Hoy día, muchas personas de la tercera edad luchan por mantenerse activos dentro de la vida moderna.
Don Juan es un señor de noventa y dos años que sigue viviendo igual que cuando tenía cincuenta; maneja, sigue al frente de su negocio, lleva las cuentas de sus ingresos y egresos y disfruta del gimnasio.
Por desgracia, hay todavía personas que ven la vejez como una enfermedad, piensan que quien envejece tiene menos capacidad intelectual, pero investigadores de la Universidad de Harvard, después de realizar minuciosos estudios, concluyeron que la mayoría de las personas conservan intactas sus facultades mentales más allá de los setenta años y un treinta por ciento llegan a los ochenta o noventa.
Se cree que es de gran ayuda que la persona se conserve lúcida a través de la lectura y llevando una vida productiva con diferentes intereses y pasatiempos. Por el contrario, quienes llevan una vida sedentaria y sin metas por qué luchar, muestran un deterioro prematuro en su inteligencia, por eso encontramos personas que parecen ancianas antes de llegar a los cincuenta años de edad.
No se justifica que las personas mayores inventen excusas para no practicar el ejercicio, no se justifica que inventen excusas para no cultivarse intelectualmente. Mientras más se preste atención a una dieta balanceada, al ejercicio y se cultive el intelecto, más se demorará la ancianidad y los achaques en tocar a nuestra puerta. Por lo tanto, no se puede decir con exactitud cuándo comienza la vejez, ya que todo depende del tipo de vida que se lleve.
José M. Burgos S.
Miami, Florida
http://e1.mc624.mail.yahoo.com/mc/compose?to=burgos01@bellsouth.net
Se podría suponer que con la tensión que se vive en los tiempos modernos, los seres humanos vivieran menos que cuando la vida era más tranquila y la alimentación más sana. Sin embargo, debido a los avances médicos, es todo lo contrario, la gente en estos tiempos es más longeva.
Y éste es un fenómeno que siempre ha ocurrido.
La ancianidad o vejez es descrita algunas veces como un estado del espíritu. Por lo tanto, es muy difícil afirmar cuándo comienza, dado que el envejecimiento varía de persona a persona.
En épocas pretéritas, la gente no prestaba mucha atención a dietas balanceadas, ni al ejercicio, y esto ha contribuido a una mayor longevidad.
Según la Organización Mundial de la Salud, el envejecimiento no es simplemente un proceso físico, sino más bien un estado sicológico.
La edad a partir de la cual se considera que una persona ha entrado a la vejez, se ha incrementado a través del tiempo, pero mucho más en la época actual.
Durante el Imperio Romano, una persona de veinticinco años ya era considerada vieja, en el siglo diecinueve, una mujer que pasara de los treinta se consideraba que ya estaba en los umbrales de la ancianidad, a comienzos del siglo veinte, el promedio de vida no pasaba de los cincuenta años. No obstante, durante los últimos años, estas cifras han aumentado substancialmente. En los años treinta, la expectativa media para los varones sobrepasaba los sesenta, en los cuarenta, los sesenta y tres, y en los setenta, se pasó a los setenta y cinco.
Hoy día son numerosas las personas que pasan del siglo y con los adelantos médicos y tecnológicos, pasar de los cien, no será raro.
En la actualidad, la gente es mucho más consciente de que los efectos del envejecimiento son acelerados por diferentes causas: el tabaquismo y la excesiva exposición al sol hacen que la piel pierda espesor y elasticidad y se arrugue, pero el tabaco, además, afecta los pulmones hasta el punto de adquirir cáncer. El consumo excesivo de alcohol o narcóticos produce pérdida de memoria, lentitud en el aprendizaje, los reflejos ante los estímulos se atrofian y aparecen enfermedades coronarias. Escuchar música con alto volumen y los ruidos fuertes, eliminan las células nerviosas y, consecuentemente, se pierde agudeza de los sentidos. La falta de ejercicio hace que disminuya la masa muscular y la fortaleza. Como son conscientes, no es raro ver a personas mayores preocupadas por sus dietas, en los gimnasios, y sometiéndose a exámenes médicos constantemente.
Otros factores que aceleran el envejecimiento y que se deberían tener muy en cuenta, son hechos que perturban la tranquilidad, como la falta de afecto, la inactividad laboral, la pérdida de seres queridos, la carencia de diálogo y las dificultades económicas, para citar sólo algunos.
Cuando se toma conciencia de estos asuntos y se reducen los hábitos nocivos prestando mayor atención a una dieta sana, ejercicio físico y mental y cultivando amistades, la esperanza de longevidad se acrecienta, alejando a la vez la llamada ancianidad.
Hoy día, muchas personas de la tercera edad luchan por mantenerse activos dentro de la vida moderna.
Don Juan es un señor de noventa y dos años que sigue viviendo igual que cuando tenía cincuenta; maneja, sigue al frente de su negocio, lleva las cuentas de sus ingresos y egresos y disfruta del gimnasio.
Por desgracia, hay todavía personas que ven la vejez como una enfermedad, piensan que quien envejece tiene menos capacidad intelectual, pero investigadores de la Universidad de Harvard, después de realizar minuciosos estudios, concluyeron que la mayoría de las personas conservan intactas sus facultades mentales más allá de los setenta años y un treinta por ciento llegan a los ochenta o noventa.
Se cree que es de gran ayuda que la persona se conserve lúcida a través de la lectura y llevando una vida productiva con diferentes intereses y pasatiempos. Por el contrario, quienes llevan una vida sedentaria y sin metas por qué luchar, muestran un deterioro prematuro en su inteligencia, por eso encontramos personas que parecen ancianas antes de llegar a los cincuenta años de edad.
No se justifica que las personas mayores inventen excusas para no practicar el ejercicio, no se justifica que inventen excusas para no cultivarse intelectualmente. Mientras más se preste atención a una dieta balanceada, al ejercicio y se cultive el intelecto, más se demorará la ancianidad y los achaques en tocar a nuestra puerta. Por lo tanto, no se puede decir con exactitud cuándo comienza la vejez, ya que todo depende del tipo de vida que se lleve.
José M. Burgos S.
Miami, Florida
http://e1.mc624.mail.yahoo.com/mc/compose?to=burgos01@bellsouth.net
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