11 oct 2009

Simbolo del cambio


Obama, de 48 años, llegó a la Casa Blanca tras ganar las pasadas elecciones presidenciales de EE UU en noviembre de 2008 representando al Partido Demócrata frente al senador republicano, John McCain. Se convirtió en el primer presidente negro en la historia estadounidense. Famoso por su temple calmado y talante conciliador, encarna como nadie el sueño de reconciliación en un país con profundas heridas raciales y de cambio en las relaciones internacionales, marcadas en los últimos por el unilateralismo de la anterior Administración de George W. Bush.
El Premio Nobel a Obama simboliza el reconocimiento a una visión que desde el pasado noviembre se ha elaborado con hechos concretos. Poco después de su victoria, rompió con el peor legado de Bush. Obama firmó una orden que invalidaba todas las instrucciones impartidas por Bush en relación con el uso de la tortura, las escuchas ilegales y otras medidas de dudosa legalidad puestas en marcha durante la guerra contra el terrorismo. Y en el primer día de llegar al poder, puso fin a Guantánamo.
En una visita histórica a Egipto, el presidente estadounidense estrechó lazos con el Islam y aseguró en su aplaudido discurso a los países musulmanes que EE UU "no ha estado ni estará nunca en guerra con el Islam". Al mismo tiempo, defendió un Estado Palestino y resaltó el sufrimiento judío. Obama, al que muchos afroamericanos comparan con Martin Luther King, también viajó a África y allí llamó al continente a luchar por la democracia y el progreso.
En política exterior, Obama ha ofrecido los pasos más importantes. El mandatario dio un giro brusco en la política internacional cuando anunció que EE UU abandonaba el proyecto de escudo antimisiles en Europa del Este y su sustitución por una alternativa más modesta. Fue una victoria diplomática de acercamiento a Rusia, famoso enemigo durante la Guerra Fría.
Obama mostraba que estaba dispuesto a construir puentes con el resto de países, pese a las diferencias. De hecho, en su primer discurso ante la Asamblea de Naciones Unidas (ONU), el presidente norteamericano pidió a los líderes mundiales trabajar por intereses comunes y abandonó el unilateralismo que había caracterizado a Washington.
Obama ha intentado reabrir el diálogo en Oriente Próximo y ha intensificado las reuniones con las autoridades israelíes y palestinas, pero aún no ha obtenido resultados. En cambio, Obama ha conseguido compromisos en la lucha contra el cambio climático y ha llamado a la acción mundial para la reducción de las emisiones contaminantes.

Recompensa a una nueva visión del mundo, por JAVIER VALENZUELA.

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