14 Oct 2010
Quiero hacer aquí una pequeña lista de algunos eventos poco conocidos en torno al rescate de los mineros chilenos que hoy son ejemplo para el mundo por el esfuerzo de su gobierno y su país todo para sacarlos con vida:
Cuando el 22 de agosto fue conocido que los 33 mineros habían sobrevivido el derrumbe de la mina tras 17 días sin saber de ellos el mundo entero comenzó a preocuparse por la vida de aquellos “tapiados en vida”.
Esos 17 días habían sobrevivido con dos cucharadas de atún, una taza de leche, una galleta y una mermelada de albaricoque diarias. Sus sistemas digestivo y de insulina casi colapsados por lo que el cuerpo ya se estaba comiendo su propia grasa y el tejido fibrosos muscular. (Aquí advirtieron los médicos rescatistas el peligro de enviarles carbohidratos que se los hubieran comido de inmediato conllevando el peligro de pararles el corazón ante la reacción del cuerpo en producir insulina como respuesta erosionando el balance electrolítico corporal).
Apenas comenzaron los preparativos destacó entre los 33 quien más tarde sería más famoso por su novia y no por su esposa, Yonny Barrios, quien tenía entrenamiento paramédico y que arrancó haciendo los test de orina a sus compañeros. Los informes a los que tuvieron acceso los medios chilenos dieron cuenta que la mitad del grupo estaba deshidratada y que en los orines tenían restos de acetona y hemoglobina lo que significaba que los músculos se estaban corrompiendo tanto por la hambruna como por el hecho de dormir sobre rocas calientes.
De inmediato les ordenaron duplicar la cantidad de agua diaria y fue cuando comenzaron a enviarle desde arriba, en el campamento Esperanza, productos, medicinas y comida dentro de un plan coordinado para permitirles su lenta recuperación para los “meses” que tendrían por delante.
En pequeños paquetes y a través del tubo comunicante de solo 8 centímetros arrancó el envió de los que llamaron “palomas pasajeras” contentivas de gelatinas líquidas con vitaminas y proteínas cuyas calorías iban en aumento a diario.
Días mas tarde, con más exactitud el día de la Independencia de Chile el pasado 18 de septiembre ya estaban recuperados y habían comenzado a recibir las celebres y tradicionales empanadas chilenas hechas en forma de cilindros para poder entrar por el tubo, carne en barbacoa cortada en tiritas, refrescos y lechosa. No les aprobaron el envío de vino.
Más adelante comenzó un plan de dieta para los más gordos para que pudieran entrar en el ducto de salida al exterior menor a un metro de ancho.
En trozos y desarmados empezó el traslado al subterráneo de utensilios como camamas de campaña, minúsculas Biblias, cepillos y pasta de dientes, cremas para la piel ser hidratada, juegos de dominó, ropa limpia, películas y cartas de sus familiares. En principio se les prohibió el envío de cigarrillos medida que fue revisada y comenzaron a “bajarle” 4º cigarrillos por día.
El tubo de conexión permitió llevar fibra óptica para que cada minero tuviera una consulta diaria en video con un médico en el campamento externo.
Cada día tuvieron tareas coordinadas para ir limpiando los desechos que caían al suelo de la mina tras las perforaciones para el ducto de escape. Así mismo fueron cementando algunas paredes del área de llegada para reforzarlas.
A diario se enviaban a la superficie diversos exámenes de orina y muestras de sangre y desde arriba mandaron vacunas contra neumonía, gripe, meningitis y tétano.
Contrario a los rumores los mineros no estaban en oscuridad total y menos desorientados pues les bajaron luces fluorescentes.
Para mantener el llamado ritmo circadiano mantenían los horarios diurno y nocturno. Éste era con luces rojas para que siguieran su ritmo normal tras el hallazgo de su mensaje de vida.
No tuvieron embolias pero si eso ocurría se prepararon 10 cámaras de descompresión que nunca se usaron.
La asesoría de la NASA fue clave para mantener a los mineros saludables física y mentalmente.
Los anteojos de Oakley eran para proteger la vista ante la luz del sol. Pero con las luces dentro del túnel el efecto posterior se minimizó.
Como la mina era de oro y cobre no tuvieron problemas de contaminación del aire pues no había gas metano.
La temperatura promedio fue de 32 grados centígrados.
Lograron perforar tres fuentes de agua interna por lo que pudieron bañarse y asearse diariamente.
El espacio interno fue grande así que se ejercitaron y hasta futbol jugaron. Tenían un área exclusiva para sus desechos sólidos.
La atención médica chilena fue de primera.
Conversaciones diarias con médicos de la NASA y de la Marina chilena especialistas en vida en submarinos ayudaron a mantenerlos activos y esperanzados.
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