15 nov 2010

Opinión subre la carta del Padre Eduardo Barrios, S.J.



En referencia a la carta del Padre Eduardo Barrios, S.J., titulada “Ortega Alamino: disco rayado”, (ver Perspectiva, Lunes 15 de noviembre), sobre las críticas que recibe el Cardenal Ortega y Alamino, quisiera hacer una pequeña reflexión sobre la diplomacia de la Iglesia Católica durante dos mil años. Quisiera poner dos ejemplos de la diplomacia de la Iglesia que explican de manera contundente el papel de la Iglesia: uno del Siglo IV y otra del Siglo XX.

Primer ejemplo. En el Siglo IV de las regiones esteparias de Eurasia surgieron invasiones de tribus nómadas ecuestres contra Europa. Una de estas tribus, los hunos, causaron en las poblaciones muerte y destrucción, el Jefe, Atila, considerado el “Azote de Dios”, el castigo de la humanidad y el heraldo del fin del mundo. En el año 452, cuando Atila y su pueblo iban a invadir a Roma, el Papa León el Grande, fue a entrevistarse con Atila – la historia no sabe lo que sucedió en esa entrevista -, pero, Atila no invadió Roma, y él y sus secuaces se replegaron hacia el Norte, a las orillas del río Danubio y fundaron una nación llamada Hungría, muy culta y refinada.

No olvidemos que el Papa Pío XII ha sido muy criticado por su “aparente apatía” ante los nazis y por esa razón, pongo en el conocimiento de todos este Segundo ejemplo. En el Siglo XX, antes de ser Papa, entonces Cardenal Eugenio Pacelli, siendo Nuncio de la Santa Sede en 1938 en Berlín, escribió el documento titulado “Mit brennender Sorge” que se refiere al peligro que representaba Hitler. Siendo ya el Cardenal Eugenio Pacelli el Papa Pío XII, y estando Europa ocupada por los alemanes, innumerables judíos hallaron refugio, y muchos pudieron huir a lugares seguros, gracias a pasaportes falsos expedidos por la Santa Sede. Otros judíos que habían sido detenidos por los nazis en Roma, pudieron ser salvados gracias a un rescate en oro que fue exigido por sus captores y que el Papa Pío XII pagó fundiendo cálices de oro del Tesoro del Vaticano.

En los años sesenta, las autoridades hebreas inauguraron un bosque en Israel en agradecimiento al Papa Pío XII, con las declaraciones de agradecimiento de Golda Meir.

Es mi humilde opinión que las críticas al Cardenal Jaime Ortega y Alamino son producto de la osadía de la ignorancia.

Alberto Pardiño


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