7 dic 2010

ARTE POPULAR, PASADO Y PRESENTE


Lección # 10

Lic. Amelia M. Doval.

Lo culto y lo popular, son definiciones que van dejando una demarcación en el terreno de la expresividad y la comprensión de las artes. Establece lo culto dentro de la variante más elitista que recoge el ballet, la sinfónica, el teatro de salón y el arte pictórico.

Lo popular reconoce la música de alto alcance que refleja la realidad como la salsa, el bolero. La expresión callejera de hacer y crear con rústicos instrumentos producto de la inventiva popular. Una esquina, una fiesta, una reunión cualquiera que une voces, bailadores y clamor popular.

Los títeres fuera y dentro del teatro se adaptan a los cuentos como mismo lo hacen la pantomima y la lectura. Las ferias callejeras dejan traslucir un arte más al alcance de todos por los precios y la secuencia repetitiva. Con el arte exclusivo se engrandece el valor. Las nuevas técnicas reproductivas del arte pictórico lo acercan a un mayor número de personas que lo puedan disfrutar.

La reproducción por computadora populariza a un menor precio las más cotizadas muestras. La serigrafia aún deja la exclusividad para un grupo pequeño.

Así de increible es el arte, una inversión de grandes proporciones porque garantiza no solo su valor sino la condensación de una época con estilos, preocupaciones y técnicas en estrecha relación con los materiales a utilizar.

En Cuba existen museos, como el de Bellas Artes, del cual se han sustraido infinidad de obras.Museos municipales, museos particulares que están dentro de las propiedades y son bien guardados como fortuna, no porque se disfrute coleccionarlos sino por el interés monetario. La popularización de un arte hiperrealista es garantizada porque todos quieren tener un pedazo de historia para, cuando ya no exista recordar la miseria visualizada a través de ojos sufridos. Múltiples versiones de una Bodeguita del Medio, son vendidas como fotos personales con un valor de interpretación.

En Cuba, el muralismo siempre fue algo innato, una manera muy peculiar de identificar los lugares. En la Habana Vieja, por ejemplo, la conocida calle Sol, se identifica en sus inicios con un dibujo que aún se conserva de un gran astro caribeño. La Casa del Conde Jaruco que luego de raspar cuidadosamente 14 capas de pinturas se descubrieron murales fabulosamente descriptivos de una época pasada.

Estas representaciones populares y callejeras descubiertas en conventos y construciones civiles, desnudan una ciudad que se escondía detrás de ocultos argumentos de renovar o transformar una ciudad en otra. El arte es aire que se respira al nacer. Hasta el último instante el cubano se siente necesitado de expresarse , muestra tenemos con el Cementerio Colón y sus monumentos increibles.

Esa ciudad entre columnas que en su momento definió Alejo Carpentier hace gala exclusiva de pedestales impetuosos o de sobradas líneas, entre clásicos y romanos que no dejan de ser imponentes aunque abren espacio para una balconadura que muestra la opulencia y el vivir más allá de la estrechez de las casa. Rejas, guardavecinos, guarda esquinas, todo creado en majestuosas medidas. La Habana se destruye por el paso de un huracan permanente que se nombra política pero, se niega en un acto de glamour a perder su belleza y entre hierros carcomidos y vitrales rotos se arropa su pasado esplendor.

Unos artistas que pretenden perpetuar la arrogancia construyen ciudades en pequeñas escalas y para ellos se creó un exposición en 1997 :

(...)

´´En contraposición con un mercado de reiteraciones, se luce el arte con obras exclusivas que van al rescate de antiguos albores de la vida social habanera. El lujo se crea en pequeño pero salta a paso veloz sobre las grandes y monumentales construcciones objeto de admiración hoy día. Un ojo imperecedero, de espectador, se detiene a observar hipnotizado, las rejas, balconaduras, mueblería en fin miniaturas, reproducciones que se erigen como constancia de un arte cubano marcado por el barroco tan característico de nuestra América y que ha trascendido de lo colonial a nuestros dias(...)´´

De cada espacio así como de cada técnica se hacen muestras artísticas que dejan cubierta cualquier expresión, por ejemplo, el papier maché practicado y promovido por Antonia Eiriz toma un tamaño majestuoso y acaparador.

Semillas, hojas secas, maderas de desecho, clavos oxidados, sogas de barco en uso. Desechos o no, todos asociados con la imaginación y el despliegue de motivos para dar una idea. Títeres que sirvieron de tradición todo lo que a la manera de decir de Fernando Ortíz que tanto esfuerzo realizó por sacarlo a la palestra, es arte del pueblo.

Para una exposición del más ´´clásico´´ arte popular llamada Vida, donde quedaba a modo de panteón religioso toda una representación del arte preconcebido a través de abanicos, orishas, máscaras, colgantes o atributos. En aquel entonces (1997) se dejaba pasar la imaginacción y se hacía referencia:

(...)
Una vez más se abren las puertas y se escuchan los gritos emancipadores de nuestras raíces. Es el arte en función de los ritos; las manos vuelan y se juntan para revestir de una gracia ingeniosa a las deidades que desde lo oculto hacen suyo el mundo de los hombres. Es un homenaje a la ductibilidad de un material o a la intrascendencia de un modo de expresión que desde este instante nos permite descubrir que el papel puede llevar en sí la libertad de cada ser humano para concebir su manera de decir, es un potencial que demuestra una vez más que la cultura no es un asunto de élites.

(...)
un canto de amor, a la paz o simplemente a la tolerancia de los seres humanos, con la esperanza del respeto no sólo a una religión sino también a un arte plenamente popular pero lo es en conjunto a la comunidad mundial.

En estos momentos cuando la humanidad se abarrota de desarrollo, ellos vuelven a sus raíces y hacen posible que arte, cultura y medio ambiente se unan detrás de un título o de unas manos que no cesan de trabajar, para las que nada es un reto y un simple papel clamando nuevas noticias, se transforma en máscaras o en impresionante mujer, adivinadora de nuestra historia.´´

David Abad Fernández y Víctor Gónzalez son dos discípulos del arte elemental que ha quedado como representación de una cultura.

Esto es Cuba por dentro, un mundo de artístas ajenos a toda ley de la política, conviven porque no existe otra manera de escapar pero sus inquietudes extraponen los espacios cerrados para engendrar arte desde la búsqueda constante en el pasado, en las raíces más profundas o en lo que puedan intentar traslucir de lo desconocido por carecer de información, muchos sueñan con descubrir sus nombres más allá de las fronteras.

Miami, Fl

dovalamela@yahoo.com

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