En estos días hay mucha tensión, ira, disgusto, desacuerdos y decepción, porque la alcaldía se quedó sin alcalde.
Necesitamos vivir en una sociedad con un gobierno que cumpla el papel de moderador, pues es un poder moral superior al individuo y aceptado por él. El control no es físico, es moral. El votante ha sido engañado continuamente por algunos políticos y recuperar esa confianza, no es fácil. Ya no cree ni confía en nada ni en nadie y con razón.
Esta crisis se produce en esta época, pues son alteraciones del orden colectivo que se dan bruscamente, sin dar lugar a la aparición de nuevas normas o leyes que regulen la conducta de los ciudadanos. Entonces, se produce un debilitamiento moral. Pero, hay varios candidatos que aspiran a este cargo. Entonces, ¿cómo acercarse a esos votantes? Poco a poco, pues necesitan tiempo. Es como el que pierde a un ser querido y está de luto por un tiempo. Los votantes también están de luto.
Aunque varios de los candidatos son conocidos por sus experiencias y trayectorias políticas, los votantes no se conformarán con que continúe la misma política. No, tiene que haber algo distinto en el escenario político, un mensaje de cambio para que nuevamente, el votante vuelva a confiar. El cambio puede ser en las ideas, la reestructuración del gobierno condal, rebaja en el presupuesto, disminución de salarios, de departamentos y principalmente, la rebaja a los impuestos a la propiedad, en fin, debe haber algún cambio.
El votante tiene que percibir una gran consistencia entre las palabras y la realidad. El candidato debe probar lo que dice con sus acciones, probarlo y hacerlo evidente. Sé que todo esto no es fácil, no se logra enseguida ni garantiza el éxito electoral, pero es el único camino, porque el votante engañado es un votante lastimado.
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