Por Elsa I. Pardo
Algunos clubes nocturnos de Miami se han convertido en un infierno y un número creciente de clubes tienen orden de cateo y pasan el detector de metales a los clientes para asegurar que no porten armas ocultas. Otros barrios vecinos como Park West, al sur de la I-395, han sido escenario de dos tiroteos en los últimos tres meses, uno de ellos en el Club Nocturnal dejó un saldo de un muerto y siete heridos. El Club Metrópolis en Park West está cerrado, tuvo una muerte a puñaladas, una estampida y un ataque a machetazos en un mismo año. No se trata de los barrios, sino de la mezcla de bebidas fuertes, cuatro paredes y armas de fuego cargadas que han acabado con las vidas de por lo menos tres personas desde el comienzo del verano y lesionado a casi dos docenas. Tampoco solo se trata de un problema que ocurre en las grandes ciudades. Este verano, una matanza a la salida de un salón de baile en el condado Manatee, ocasionó dos muertes y 22 heridos, a pesar de una seguridad cada vez más rigurosa, que incluye detectores de metales, cateos y prohibición de cierto tipo de atuendos relacionados con las pandillas. La seguridad de la comunidad está en peligro.
Qué podemos hacer? Cuando el tamaño, complejidad y diversidad de la sociedad aumenta, disminuye el control de las instituciones locales en la sociedad. El crimen es uno de los problemas sociales que no podemos erradicar de la tierra, pero si podemos controlar. Siempre trato de ir a la raíz del problema, tenemos que reconocer que estamos pasando por una crisis económica y de desempleo. Por lo general, se trata de jóvenes delincuentes que necesitan educación o algún tipo de entrenamiento para aprender algún oficio y trabajo. Después, si cometen delitos, caerles con todo el peso de la ley. Recuerdo, cuando llegue a Miami en 1973, los domingos, después de las 12p.m., estaba prohibido vender bebidas alcohólicas. Si se pudiera cambiar la hora, los sábados y domingos a las 9 p.m., en los clubes nocturnos donde se producen estos crímenes, sería aún mejor. Estoy segura que con entrenamiento, trabajo y aplicando estas medidas, disminuiría la violencia y los crímenes en nuestro Estado.
Elsa I. Pardo
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