Por Elsa I. Pardo
Leyendo las noticias me entero del brutal ataque de un desamparado de 50 años, Rodobaldo “Johnny” Sánchez, a un dueño de una bodega, Yue Kui “Alex” Cen en La Pequeña Habana. El enfrenta cargos de intento de homicidio, robo, robo a mano armada y encarcelamiento falso por el ataque a martillazos contra el dueño de la tienda, un inmigrante chino, popular y humanitario, según sus clientes. Cen lleva varios días inconsciente y en condición crítica en el Hospital Jackson, conectado a una maquina de respiración artificial y su esposa, familiares y el personal médico están tratando de tomar una decisión, si se debe o no desconectar de la máquina que lo mantiene vivo. Sánchez tiene un largo historial criminal y permanece preso en la cárcel del Condado Miami-Dade sin fianza.
El desamparo es un problema creciente en Estados Unidos, donde existen más de 3.5 millones de personas sin hogar. Es difícil calcular la cantidad exacta por la falta de vivienda. Para algunos, esta situación es solo transitoria, por la pérdida de trabajo y un 50% de las mujeres sin techo viven en la calle para escapar de parejas violentas. Según estadísticas del 2008 de la National Coalition for the Homeless, 94% son adultos solteros, 26% sufren de enfermedades mentales, 65% son adictos a las drogas, 38% tienen problemas de alcohol y el 26% tiene problemas con otros drogas, convirtiéndose en un problema crónico. Además, existen 100.000 veteranos sin techos.
Desgraciadamente, el señor Sánchez tiene las características de un desamparado violento, cruel y necesita ayuda. Creo que la creación de empleos con salarios adecuados para pagar viviendas costeables, acceso al cuidado de la salud y necesidades básicas de todo ser humano, podría reducir este serio problema de los desamparados.
Elsa I. Pardo
Miami
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