22 dic 2011

El mejor país del mundo

EL NUEVO HERALD

Publicado el miércoles 21 de diciembre del 2011

Por Jorge Gastón

Debemos dar gracias al Creador por las cosas buenas que disfrutamos, a pesar de la crisis hipotecaria, del alza de los precios de la gasolina, de los seguros, de los precios de la canasta alimenticia en una espiral alcista, del desempleo; del fracaso de algunos políticos que prometen darnos buenas leyes y todo se queda en una nebulosa, en que el período electoral lo determina todo, y en vez de unirse en un bipartidismo positivo para todos, siguen prevaleciendo los intereses personales y políticos sin encontrar las vías que favorezcan al pueblo.
Pasan los días y no aparecen soluciones concretas que alivien el inmenso peso del desempleo. Se recurre a los saldos disponibles que aún quedan en las tarjetas de crédito. Y cuando esas tarjetas comiencen a pedir que les paguen y no haya dinero ni para el mínimo, ¿qué va a pasar?
Se vislumbra un solo camino: la bancarrota. Muchos se dicen: después de todo, si lo hizo American Airlines, ¿por qué no voy a hacerlo yo?
Y en muchos casos, para evitar la bancarrota, la mujer tiene que trabajar o el hombre buscarse un trabajo adicional, con el consiguiente abandono de los niños y otras responsabilidades.
¡Los especialistas en bancarrotas están haciendo su zafra! Por otra parte, las noticias casi diarias de crímenes, violaciones, de pedófilos, de irresponsables manejando locamente, sin licencia, matando o lesionando a ciudadanos; de políticos corruptos que malgastan y roban los dineros del erario público, en fin, a pesar de todo eso, debemos darle las gracias a Dios por habernos concedido la dicha de vivir en este gran país.
Los americanos tienen un dicho cuando están en baja: “ Count Your Blessings” (Cuenta tus bendiciones). Y realmente son muchas las bendiciones que tenemos. Millones en todo el mundo se juegan hasta la vida por llegar a nuestras costas, en busca de lo que les falta en sus países. ¡Por algo será! Y es que dentro de todos los problemas que he enumerado y muchos más que no he mencionado, en este país existe un estado de derecho que nos da los medios para denunciar lo mal hecho, con toda libertad, sin miedos ni ataduras.
Podemos decirle hasta alma mía al presidente de turno y no pasa nada; lo podemos cambiar cada cuatro años, así como a jueces, senadores y representantes, y todo gracias al inmenso poder del voto, que por cierto debe ser más usado para que dejemos de ser uno de los países con más ausentismo electoral en todo el mundo.
Debemos ayudar a los que llegan. Vivir en este país es una gran cosa, pero hay que saber vivir en él. Estados Unidos ofrece oportunidades infinitas para todos por igual. El cielo es el límite es una frase tan común como la del sueño americano. Pero hay momentos en que el cielo se ve muy lejos, allá en lo alto, y el sueño a veces se convierte en pesadilla.
No es el fin del mundo. Cuando eso ocurra debemos pensar que por muy mala que sea la situación en que nos encontramos, la que teníamos en el país que dejamos es mucho peor.
Y así, en la mayoría de los casos, al llegar a este país pueden comenzar los tropiezos: no encontramos el trabajo que nos gustaría, desconocemos el idioma, no recibimos la ayuda que habíamos esperado de un familiar o amigo.
Cuando eso ocurra, debemos crecernos, pensar en los peregrinos del Mayflower y trazarnos un plan de acción que comienza con el estudio del inglés, buscar las agencias oficiales que existen para ofrecer ayuda a los recién llegados y sobre todo respetar las costumbres y leyes de la nación que nos ha recibido.
El sistema de vida en una sociedad capitalista como esta gira en torno a un consumismo extremo. Precisamente ese es uno de los factores que hacen al país grande, fuerte y desarrollado. Una publicidad intensísima, muchas veces subliminal, lleva a comprar cosas que no hacen falta. Así que el consejo sería: piensa antes de comprar, y nunca gastes más de lo que ganas. Mantener las cuentas al día, evitar sobregiros en las chequeras y mantener una cuenta de ahorros, es fundamental para comprar la casa de tus sueños o un auto nuevo.
Este es un país de triunfadores. Solo que hay que saber escoger la verdadera senda del triunfo y jamás salirse de ella.
Debemos ser optimistas y tener confianza en nosotros mismos.
Demos gracias a Dios y a los Estados Unidos por abrirnos sus puertas en momentos cuando más lo necesitábamos.
Gracias, Estados Unidos.

Publicado el jueves 22 de diciembre del 2011

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