Por Elsa I. Pardo
Ecuador y las mujeres ecuatorianas van dejando atrás a una sociedad machista, patriarcal y violenta contra las mujeres, negándoles los derechos humanos fundamentales. La Constitución reconoce a hombres y mujeres los mismos derechos a nivel público y privado.
Hoy, en el gobierno ecuatoriano vemos la participación política de las mujeres en los poderes legislativo y ejecutivo. Entre los siete ministerios coordinadores que asisten al Consejo de Gobierno, en el principal órgano de la Administración, más de la mitad son encabezados por 11 mujeres en todo el gabinete presidencial.
Claro que esta transformación no surge de repente, la Constitución de Ecuador ha sido pionera en establecer normas y leyes a favor de la igualdad en el acceso al poder político de hombres y mujeres.
El primer país en América Latina en aprobar el sufragio femenino fue Uruguay en 1917 y el segundo fue Ecuador en 1929.
La mujer ha evolucionado a través de los años y ha demostrado capacidad e inteligencia para ocupar cargos reservados para hombres solamente. Sabemos que hay diferencias fisiológicas y psicológicas entre hombres y mujeres, pero no impiden que una mujer sea capaz de desempeñar un cargo o rol que tradicionalmente ocupa un hombre.
Cada vez son más las mujeres que gobiernan algún país en el mundo, tanto en países orientales como occidentales, ocupando cargos públicos. Esta transformación es un gran reconocimiento de los derechos humanos.
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