Por Jose A. Vargas
Publicado en el Nuevo Herald
A estas alturas, aquí en el exilio todavía se trata de establecer una gran diferencia entre los refugiados o inmigrantes, como quiera llamárseles, políticos y los económicos. Se ha llegado al punto entre los cubanos de discriminar a los que han llegado recientemente alegando que son inmigrantes económicos, no políticos. Y se les mira como que no tienen los derechos de los que llegaron antes autoproclamados como pertenecientes al “exilio histórico”. Me pregunto, ¿cuál es la diferencia entre un inmigrante político y otro económico? ¿Cuál de los dos tiene más derecho a ser recibido en este país? Los cubanos gozamos de unas prebendas que no tiene ninguna otra etnia y logradas en base de que somos refugiados políticos, no económicos. Prebendas que no nos han quitado a pesar de haber echado por tierra el mito de refugiados políticos viajando en masa al país donde al llegar aquí juramos que nos perseguían. Solamente en el año 2010, cifras oficiales mostraron que 340,000 “exiliados cubanos” (y valgan las comillas) visitaron la isla a ver familiares o simplemente como turistas. Y esto ha sido año tras año desde que comenzaron de nuevo los vuelos a la isla. ¿Es un refugiado político aquel que regresa al país del que huye y de nuevo al que lo acoge sin que nada le pase? A estas tierras llegan miles de hispanos buscando las oportunidades que les niegan en sus países de origen. Miles de ellos dejan detrás no solo país natal, si no también la familia tratando desde aquí de proporcionarles subsistencia para sobrevivir rompiéndose el lomo en una fabrica o trabajando en las peores condiciones sin siquiera tener el salario mínimo pues muchos no son inmigrantes legales y los que los contratan se aprovechan de la situación para explotarlos. Pero no tienen alternativas pues en sus países carecen de medios de subsistencia para ellos y familiares. Y todo debido a la corrupción política que es el sello de America Latina. Son tan inmigrantes políticos como cualquier cubano que deja la isla por no estar de acuerdo con el régimen de los Castro. Pero las leyes de inmigración de este país, siguen concediendo prebendas a los cubanos como si fuésemos seres diferentes y merecedores de todos los privilegios. Tanto o más derecho a estar aquí tiene el que abandona su país por no poder dar de comer a sus hijos que el que simplemente, sin haber estado perseguido en Cuba como han demostrado la mayoría de los cubanos del exilio que viajan a la isla, vino a este país en busca de mejores horizontes. Y hemos llegado al punto repetimos, hasta establecer diferencias entre nuestra propia etnia discriminando a los que llegaron recientemente. Debía haber un poco mas de igualdad en las leyes de inmigración. Y mejor razonamiento entre los cubanos.
vargasvallbona@bellsouth.net
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