No he logrado comprender cómo el presidente colombiano, Juan Manuel Santos se siente a una mesa de negociaciones a dialogar con los terroristas de las FARC, mientras ellos continúan teniendo en condiciones infrahumanas a muchas personas secuestradas, y no cesan sus ataques terroristas, ni la voladura de oleoductos.
Su antecesor, Álvaro Uribe Vélez le entregó el mando con una guerrilla acorralada, debilitada, diezmada y sumida en una profunda crisis. Pero ahora, durante el gobierno de Santos, esta organización de terroristas narcotraficantes, se ha vuelto a fortalecer.
Yo, como colombiano, me causa indignación que nuestro presidente esté llevando a cabo diálogos de paz en Cuba, rodeado de los hermanos Castro, Hugo Chávez, Piedad Córdoba y de los malhechores de las FARC.
¿Qué será lo que pretenden estos delincuentes? ¿Que sus crímenes de lesa humanidad queden impunes y que, además, el gobierno colombiano los premie sus atrocidades con altas posiciones directivas?
¿Será que Juan Manuel Santos es tan ingenuo y creerá en la palabra de estos malvados que han sumido a Colombia en el dolor, derramando la el suelo de la patria con la sangre de muchos inocentes?
Esta comedia al único que beneficia es al benefactor de los terroristas, Hugo Chávez Frías, pero no a Colombia.
Estoy muy preocupado por el futuro de Colombia y me agradaría mucho estar equivocado en mis apreciaciones, quiera Dios que así sea.
José M. Burgos S.
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