Por Elsa I. Pardo
Recientemente el presidente
Obama ha recibido críticas por la deportación de casi dos millones de
indocumentados desde el 2009. Janet Murguía
lo llamó “deportado en jefe” durante un discurso, y él afirmó que “es el
campeón en jefe de la reforma migratoria integral”.
Al día siguiente, el
presidente Obama se reunió con periodistas hispanos y aclaró que los
republicanos son los responsables y en particular John Boehner, líder de la
cámara republicana, por bloquear en esa cámara una reforma migratoria. Además, aclaró que desde que estaba en campaña,
ha insistido y ha sido el defensor de una reforma migratoria amplia para
aplicarla a 11 millones de personas.
Pero el está limitado en lo que puede hacer y sólo el Congreso puede aprobar
una nueva ley. Y, ahora en el 2014 Obama
propone una Reforma Migratoria.
Recuerdo que en junio 2013 el
Senado aprobó una iniciativa migratoria integral, que refuerza la vigilancia en
la frontera y da una avenida a la ciudadanía, a los 11 millones de
indocumentados, rechazada por los republicanos en la Cámara Baja.
Opino que sea cual sea el
caso, el presidente Obama puede dar una “orden ejecutiva” para frenar las
deportaciones y evitar el dolor y sufrimientos que causan las separaciones
familiares, antes del 2016 como prometió. Además, la Reforma Migratoria es una
promesa pendiente del presidente Obama, le conviene como legado y beneficia al
partido. Durante el gobierno de Ronald
Reagan, miles de hispanos se registraron como republicanos o votaron
republicano como agradecimiento de la amnistía de 1986. Por otro lado, los
republicanos tienen que mejorar su imagen ante los hispanos, después de una
catástrofe política electoral en el 2012, si quieren recuperar la Casa Blanca.
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