8 nov 2010

EL COLOR, SIMBOLÍSMOS Y RECUERDOS.




Lección # 6

Lic. Amelia M. Doval

En febrero de 1997, para una exposición realizada por el artista plástico Carlos Alberto Acostaneyra, escribía:

Se dice que un hombre solo no es el mundo pero, en el mundo hay millones de hombres solos que temen, por eso desnudar el alma es precisamente andar sin tapujos detrás de la puerta, es vaciarnos de absurdas parodias y dejar que la ausencia de inciertos motivos, nos pueblen de historia. Es quizás por eso que Carlos Acosta Neyra ha intentado, con acierto, provocar en sus espectadores una reflexión que aluda a las limitantes de los prejuicios que nos acompañan y a veces nos niegan como humanos. Denunciar a la multiplicidad de vicios que nos hacen considerarnos inferiores o el temor a no alcanzar la perfección, el miedo a la mirada inquisidora (...)

Fantasmas que pueblan nuestro mundo interno se expresan a través de alegorías tan bien logradas como pueden ser candados que sólo se abren con cada uno de nuestros temores, animales y objetos que forman parte del universo cotidiano se convierten de repente en nuestros jueces porque descubrimos que ellos pueden ser patrones de receptividad social pero, al mismo tiempo adquieren multiplicidad de símbolos y es así como hasta una cuchilla común puede transformarse en el instrumento para cortar nuestros temores, para marcar límites entre la vida y la muerte o servirnos, simplemente, para dar una imagen social catalizadora de lo que puede ser un humano adaptado y aceptado.

La muerte es metáfora de la propia vida porque en la medida que no seamos libres de expresarnos o capaces de convivir con ella de huésped, entonces nos iremos muriendo cada día, convirtiéndonos en arquetipos de un espacio y un tiempo fabricado tan solo para seres fracasados

La obra de Acostaneyra intenta enfrentarnos a nuestra propia parodia, a nuestros fantasmas porque es la única manera de lograr la catarsis del alma. No podemos ser fotos estáticas para los demás, es intentar ser nosotros, sentirnos dueños de nuestra imagen.

Así opinaba de la obra de este fabulista del color, un imaginativo argumental que trifulca lo caribeño y cubanos, ( el mar, el gallo, las frutas, el campesino) en una ola de colores que simulan vitrales a través de los cuales la luz se apropia del mensaje.

Acostaneyra, es ahora un pintor en el exilio que refleja sus recuerdos y su cubanía de una manera peculiar donde la policromía y las líneas juegan con sus preocupaciones y mensajes. Un pintor que realza y polemiza con su realidad que no está ajena de una preocupación por lo carente y necesario para vivir. Los simbolismos no le son ajenos, una lata abierta vacía y olvidada sirve de asiento a quienes se cuestionan en la nada o con la apreciación de lo onírico y asimilativo.

Miami, FL

dovalamela@yahoo.com

1 comentario:

Carlos Acostaneyra dijo...

Gracias Amelia, un abrazo y muchos éxitos.

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