14 sept 2009

El egocentrismo

El egocentrismo se presenta en cualquier individuo, pero especialmente en aquellos que de pequeños sus padres los complacían en todo.

El egoísmo es amor propio llevado al extremo. El inmenso amor que una persona siente por sí misma y que la lleva a preocuparse sólo por sus propios intereses, sin importarle el bienestar de los demás. El egoísmo es, por lo tanto, lo opuesto a la generosidad.

El individuo arrogante o prepotente es egocéntrico. El egocentrismo es un término que hace referencia a centrarse en el ego, es decir, en el yo. Es la exagerada exaltación de su propia personalidad. El egocéntrico siempre quiere ser, como la palabra lo indica, el centro de atención.

Los psicólogos resaltan que el egocentrismo consiste en creer que las opiniones y los intereses propios son los únicos importantes y que los de otros no tienen ningún valor.

Lo que el egocéntrico piensa es, según su punto de vista, lo único que tiene valor.

El psicólogo experimental suizo Jean Piagent, quien falleció en 1980, afirmó que todos los niños son egocéntricos, ya que en sus mentes infantiles no conciben que el resto de las personas no compartan sus propios criterios. No obstante, esta afirmación es discutible, pues existen grandes diferencias en los comportamientos entre niños ricos y niños pobres, entre niños criados en hogares donde reina el amor y la armonía, o el desamor y el caos.

Un ejemplo de egocentrismo aparece cuando a un jugador de fútbol le preguntan sobre un partido y responde haciendo referencia sólo a su actuación, sin tener en cuenta la participación de sus compañeros o rivales en el encuentro.

El término egoísmo del que proviene egocéntrico, hace referencia al amor excesivo e inmoderado que siente una persona hacia sí misma y, por lo tanto, no se interesa por el bienestar del prójimo rigiendo sus actos de acuerdo a su absoluta conveniencia.

Si un egocéntrico se encontrara en compañía de dos personas frente a una mesa en la que hay dos panes, se apresuraría a tomar uno de ellos antes que los otros para evitar compartirlo, al contrario del generoso que los repartiría aunque él se quedara sin comer.

En el fondo, estos individuos viven llenos de frustraciones y angustias, y aunque aparentan ser sociables, en realidad carecen de verdaderos amigos, por lo tanto, son personas solas y miserables.

José M. Burgos S.
burgos01@bellsouth.net )

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