El fanatismo es un apasionamiento desmedido. Un fanático es una persona que defiende tenazmente sus creencias u opiniones porque su pasión lo ciega.
El fanatismo induce a una adhesión incondicional a una religión, un partido político o un equipo deportivo. Su ceguera hace que el fanático se comporte, en ocasiones, de manera violenta e irracional. El está convencido de que su idea es la mejor y única válida y no considera las opiniones de los demás. Se han visto casos de que los fanáticos lleguen a extremos tales, que son capaces de matar a otra persona.
Cuando un fanático llega al máximo poder político, suele desarrollar todo un sistema con el objeto de imponer sus ideas y creencias, castigando a quienes piensen diferente con cárcel y hasta con la muerte.
Cuando una persona débil de carácter se deja manipular por una secta religiosa que, sistemáticamente, le lava el cerebro, se convierte en un fanático incapaz de razonar que no sólo defiende sus creencias como las únicas válidas, sino que persigue y desacredita a quienes no creen lo mismo que él.
La psicología afirma que el fanatismo surge a partir de la necesidad de seguridad que experimentan las personas que, justamente, son inseguras. Se trata de una especie de compensación frente a un marcado complejo de inferioridad.
Los fanáticos no razonan y, justamente por eso, se convierten en personas de alta peligrosidad que se dejan llevar por sus irreflexivos impulsos.
José M. Burgos S.
burgos01@bellsouth.net
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