11 abr 2010
La democracia y el sentido común
Por: Fernando Milanes, MD
Nuestro exilio, siempre entretenido en circunstancias banales, ha abandonado momentáneamente la critica situación imperante en Cuba, para embarcarse en dos nuevas polémicas. La primera es el banquete de los Estefan para nuestro presidente Obama, con el motivo político de recaudación de fondos. La segunda, el careo entre el escritor Carlos Alberto Montaner y el cantautor cubano Silvio Rodríguez. Como es costumbre, nuestra democracia, la libertad de expresión, y nuestro sistema de gobierno en general, han sido utilizados por ambos lados de las controversias como justificación de sus opiniones. Lo que falta en estos argumentos es el sentido común. La familia Estefan, que han gozado de las oportunidades que les ofreció este gran país, tienen el derecho de apoyar al candidato o partido político que les plazca y no tienen necesidad de justificarse ante voceros, politiqueros o el pueblo cubano-americano en general. El tratar de combinar su apoyo al presidente, con la futura libertad de Cuba, en mi juicio no tiene lógica. Demócratas, Republicanos, pacifistas y dialogueros, guerreristas y proponentes de actos de violencia han tenido oportunidades en estos nefastos 50 años, de actuar y los Castro continúan en el poder. Dejen tranquila a esta familia, con sus derechos de proceder en la forma que ellos, con su buena voluntad, crean apropiada.
La segunda diversión del momento son los escritos entre un periodista que ejerce su profesión libremente y un artista que no puede. Una vez más, este "show" , se justifica como representativo de la democracia en que vivimos y de la libertad de expresión con la que gozamos. Una vez más, falla la lógica. Igualar en importancia, interés y/o objetividad expresiones honestas con unas falsas y propagandísticas, ni ayudan, ni representan a una verdadera democracia, ni son ejemplo de un intercambio libre. Puede ser que vendan periódicos o aumenten un "rating" televisivo, pero no favorecen ni un ápice a la libertad de Cuba.
Esperemos que llegue un momento donde un dialogo verdadero, libre, y con honestidad, se pueda efectuar entre los de aquí y los de allá, y entonces el derecho de expresión en un ejercicio democrático, nos lleve a una solución real y no a una distracción mas.
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