1 ene 2011

El exilio cubano

Por Emilio Morales


En la actualidad alrededor de 2 millones de cubanos vivimos fuera de la isla. Aproximadamente el 80% se concentra en los Estados Unidos, el país más rico del mundo. Estos han llegado al exilio en diferentes épocas y bajo diferentes circunstancias.

El exilio cubano es variado y diverso, sus corrientes componentes luchan y añoran el mismo objetivo: la libertad de Cuba. Sin embargo, los grupos que lo componen tienen puntos de vista diferentes en cómo lograrlo.

Los que llegaron primero- denominado viejo exilio-, 50 años después son minoría respecto al resto, pero son los mejores posicionados económicamente. Sin embargo, hoy viven del recuerdo de lo que fue la Cuba del 59’. En todo caso cuando el mal desaparezca –el castrismo-, ya no será lo mismo. De todos los grupos este es el más radical: el castrismo fue brutal con ellos. Primero la nacionalización y expropiación de propiedades, después los fusilamientos, mas tarde el destierro forzoso. Para ellos: comprensión y justicia, la necesitan.

El resto de los exiliados que llegaron después sufrieron los embates del castrismo pero ya no con los primeros métodos. Estos eran más sutiles. El castigo fue suministrado a través del lavado de cerebro, el adoctrinamiento ideológico, la formación marxista, las escuelas al campo, los trabajos voluntarios, las marchas del pueblo combatiente, el sacrificio hueco, el no acceso a la información, a no poder tener una vida digna a partir del esfuerzo de su trabajo, a no tener un proyecto de vida: ya para ese entonces nacíamos esclavos.

Mirando hacia atrás no se cual decir de los dos métodos ha sido el más tenebroso. Sin embargo, si puedo decir algo: ambos son diabólicos, sus efectos son inmedibles.

Y son esas circunstancias las que hacen que el exilio sea diverso. Los recuerdos son diferentes para todas estas generaciones. Para los primeros, el esplendor de una nación próspera pero no perfecta, en pleno ajuste de lo que era vivir en democracia, tratando de retomar el camino después del golpe de Batista. El resto de los grupos de exiliados, ya no podrían vivir esas experiencias, algo nuevo la historia les reservaba: un sistema único e impróspero que ya dura más de cinco largas décadas.

Pero cincuenta años ya han pasado, las circunstancias no son las mismas. El mundo ha evolucionado al compás de la tecnología. Hoy el analfabetismo no se mide por las personas que no sepan leer y escribir, se mide por las que no tengan acceso a Internet. La cultura y la historia también han evolucionado, es parte del proceso de transformación que vive el universo resultado de la globalización.

En tal sentido, la adaptación del individuo al nuevo paradigma constituye un proceso donde el mirar atrás se convierte en un lastre. Las nuevas generaciones viven el presente y sueñan el futuro. Del pasado hablan poco. El contexto cubano no es una excepción, su exilio tampoco.

Entonces, los que estamos fuera de la isla pongamos los pies en la tierra, dejemos a un lado los malos recuerdos, los remordimientos, las frustraciones y pensemos en el presente para poder construir el futuro. No importa si somos derecha, de centro o de izquierda, tenemos que ser un bloque compacto en esta hora final. A los colegas del viejo exilio les recomiendo que no necesitemos 50 años más de métodos fallidos para intentar el cambio. Hoy la estrategia tiene que ser otra. Las nuevas generaciones tienen en sus manos la posibilidad del cambio, ayúdennos entonces con su experiencia, nosotros la necesitamos, pero por favor contribuyan a que las nuevas generaciones sean las generadoras del cambio, es una ley natural de la vida.

Miami, Fl

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si, probablemente lo sea

Páginas