Por Elsa I. Pardo
Dicen que los ojos son el espejo del alma. Cuando le
vi los ojos al actual gobernador de la Florida Rick Scott,
no fueron de mi agrado. Ahora me doy cuenta que tenía
razón. Con sólo unos 6 meses como gobernador, se ha
convertido en el peor de los gobernadores. Ha
recortado más de $600 millones del presupuesto
estatal. La Legislatura ya había balanceado el
presupuesto y gran cantidad de ese dinero fue
asignado a los más pobres, ancianos, centros de salud
y asistencia pública. Sin embargo, la crueldad de este
gobernador fue más allá. Le quitó $300,000 al
Centro de Actividades de la Pequeña Habana, $430,000 al
programa de comedores de Allapatah, mas de $1 millón a los
programas de asistencia a jubilados de muy bajos recursos y
otros programas más.
Que dolor y que pena, hay muchísimos ancianos que viven solos
y en los comedores disfrutan la comida caliente, se sienten acompañados y disfrutan de distintos juegos, actividades y pasan los días muy entretenidos.
Además, recorta $2,500 millones a la educación y
exige por primera vez a los empleados estatales que hagan
pagos de un 3% de sus sueldos, a sus fondos de retiro.
Primero hubo descontento a nivel condal y ahora a nivel
estatal. Que podemos
hacer? Nada. No hay
revocatorio, solo esperar, ojalá que haya cambios
favorables.
El gobernador “ha metido la pata” al hacer estos
recortes millonarios a uno de los estados con más personas
de la tercera edad, incluyendo a los babyboomers que
empiezan a jubilarse y a disfrutar de una vida más
tranquila. Necesitan sus beneficios.
En cuanto a su futuro político, opino que aunque al
gobernador Scott le queden 3 ½ años para mejorar su imagen
ante la opinión pública, empezó muy mal y como la primera
impresión siempre queda, cometió un suicidio
político.
eipardo2002@yahoo.com
Miami
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