Publicado el jueves, 07.05.12 El Nuevo Herald
Michelle Obama
La acumulación excesiva de grasa en el cuerpo humano ha llegado a ser considerada un problema de salud pública a nivel mundial. El estilo de vida sedentario de la sociedad actual, la necesidad de más de un ingreso familiar, aunado a la falta de tiempo para la elaboración de comidas caseras, llevan al consumo excesivo de calorías. El sobrepeso en la niñez se ha convertido en una preocupación para el gobierno norteamericano.
La primera dama, Michelle Obama, mantiene una campaña contra la obesidad infantil llamada “Movámonos”, cuyas propuestas son: ejercicio, consumir frutas y vegetales, menos horas frente al televisor, evitar las bebidas azucaradas y comer en familia.
La obesidad ha generado un intenso debate en las sesiones legislativas de la Florida, al ponerse en el tapete de las discusiones si es procedente usar los cupones de comida para comprar artículos como papas fritas, dulces y sodas. La senadora republicana Ronda Storms ha armado una fuerte tormenta política al proponer que la comida chatarra sea excluida de la lista de los alimentos financiados por los contribuyentes. Su proyecto de ley ha chocado con la férrea oposición de liberales, conservadores, demócratas, republicanos, de los cabilderos de la industria de los refrescos, las tiendas y de los productores de jarabes que agregan calorías a los alimentos. De todas maneras por ser la asistencia de alimentos un programa federal, cualquier modificación al mismo debe ser aprobada en Washington, y como en la capital no existe el consenso para dicha alteración, ante esta obesa coyuntura nos preguntamos quién le pondrá el cascabel a este problema tan gordo como ese gato perezoso y comilón llamado Garfield.
Edwin Villasmil
Miami
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