15 ago 2012


NICOLAS PEREZ DIAZ-ARGÜELLES: Las nuevas estrategias republicanas




nICOLÁS PÉREZ

El 11 de agosto, a primera hora de un día soleado, el candidato republicano Mitt Romney escogió como copiloto en la carrera presidencial al representante por Wisconsin Paul Ryan, favorito del Tea Party, de 42 años, casado, católico y miembro de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Ha habido diferentes reacciones sobre una decisión con más escamas que un pargo del alto. El presidente Barack Obama, en un equilibrio de trapecista, felicitó a Ryan y lo calificó como “un hombre decente, un padre de familia… pero que articula la visión de Mitt Romney, con la cual estoy profundamente en desacuerdo”. Un adversario de Ryan, el representante por Illinois Luis Gutiérrez, profundamente honesto y una de las cabezas visibles de la defensa irrestricta a los inmigrantes, dijo sobre él en el programa Al Punto de Jorge Ramos el pasado domingo: “Su candidatura a la vicepresidencia es para mí una división de emociones, es un buen compañero, tengo una buena amistad con él, se deja querer, pero su presupuesto es muy dañino”. Mientras, el directo y cáustico Harry Reid, líder de la mayoría demócrata en el Senado, declaró: “La decisión de Romney demuestra que para él es más importante el sentir del Tea Party y de la extrema derecha que el de la clase media de Estados Unidos”.
Por lo pronto algo ha quedado claro, la decisión de escoger a Ryan está a millas del error que cometió John McCain al señalar con el dedo en el 2008 a Sarah Palin.
Y es que Romney escogió a su antípoda, exactamente lo que él no es.
Mientras que Romney no tiene una gota de convicción y es una veleta que según sople la dirección del viento político cambia de Norte a Sur sin sonrojarse, Ryan, un hombre de una sola pieza, es lo que es, dice lo que siente, y no cambia sus posturas ni a palos.
Tienen extracciones sociales diferentes. Contrasta con el ex presidente del Bain Capital, el multimillonario Mitt, que se niega a declarar sus impuestos, alguien que proviene de la clase media, llegó a Washington en su época de estudiante y trabajó de camarero en el restaurant Tortilla Crost y como entrenador personal en el gimnasio Washington Sport and Health Club.
Mientras Romney no tiene experiencia ninguna de los tejemanejes de Washington, su vicepresidente lleva 14 años en la Cámara de Representantes; actualmente ocupa el importante y complejo cargo de presidente del Comité de Presupuestos.
Finalmente, el senador por Massashussets es un hombre de empresa y números, mientras que Ryan es un intelectual y un político que entiende de presupuesto, reformas fiscales, déficit, deudas y lo que cuelga, con análisis arriesgados y complejos que han provocado que Newt Gingrich haya dicho sobre él: “Sus teorías económicas son ingeniería social de derechas”.
Algunos criticarán la decisión de Mitt Romney pero fue sumamente acertada por dos razones. La primera, Paul Ryan favorece la construcción de un muro entre Estados Unidos y México, es contrario al Dream Act y favorece una reforma de inmigración que no incluye la legalización de indocumentados. En lo social defiende la rebaja de impuestos a los más ricos, restringe las pensiones, la ayuda alimenticia y los programas de salud a los desposeídos. Es decir, cuando tuvo que escoger entre cientos de pájaros volando de un dudoso voto hispano y el de algunos independientes, Romney prefirió un solo pájaro, pero en mano: provocar fervor y entusiasmo entre la derecha norteamericana.
Y hay una razón poderosa para ello, las recaudaciones. No sabré mucho de periodismo pero bastante de telemercadeo. Dirigí los primeros negocios de este tipo en Santo Domingo y Puerto Rico y hace más de 25 años, y como presidente de la desaparecida Vita 2000, incursioné en el mercado hispano de Estados Unidos, donde aprendí que el producto que más se vende no es el mejor, sino el que más se anuncia.
Ya los retadores republicanos están recaudando más que los demócratas, algo inusual. Estas elecciones van a ser reñidas y tristemente pueden ser decididas por los Pacs y el cash. Solo 24 horas después del anuncio de la boleta vicepresidencial, la campaña recibió 3.5 millones de donaciones a través del Internet. Esto se va recrudecer durante la Convención Republicana. En fin, que al próximo presidente de Estados Unidos no lo elegirán las plataformas políticas ni los famosos debates, sino quien sea capaz de sacar más simpatizantes a votar y colocar una mayor cantidad de anuncios políticos pagados en televisión e internet. Va a ser una elección donde va a triunfar el fervor partidista sobre la sensatez, las maquinarias y la tecnología sobre el viejo lema de que gane el mejor. E indiscutiblemente, Paul Ryan puede ser a última hora el conejo inesperado sacado del sombrero de copa de Mitt Romney.
Nicop32000@yahoo.co

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