18 abr 2013


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JOSE CLARK: La tragedia del suicidio

José Clark

El 27 de febrero del 2013, mi vida cambió para siempre. Mi héroe, mi roca y mi ídolo –mi padre– hizo lo inimaginable y se quitó la vida. Mi padre sufría de una de sus numerosas depresiones, pero nunca esperé algo así. Todo mi mundo se derrumbó, y esto devastó a toda nuestra familia y a todos los que lo conocieron. La historia se había repetido.¿Quién fue Juan Marcial Clark? Mi padre fue un hombre asombroso, noble y amable que quiso mucho a su familia. Fue un gran padre, esposo, hijo y hermano. Mi padre fue un hombre de mucha fe y tenía un corazón de oro. Siempre trataba de ayudar a los además y le era muy difícil decirle que no a la gente. Fue una persona muy humilde y muy respetuosa. Fue un hombre de honor, de integridad y de compasión. Fue un patriota y un sabio dispuesto a dar su vida por su amada Cuba. Dedicó su vida a su familia y a la causa cubana.
Mi padre padeció de depresión por muchos años. Tuvo uno de sus primeros episodios cuando estaba en el Seminario Jesuita, en Cuba, a mediados de la década de 1950, que lo llevó a dejar el seminario. Toda la familia de mi padre por el lado materno padecía de depresión después de una terrible tragedia.
El abuelo de mi padre sufrió la trágica pérdida de su esposa, dos hijos, su trabajo y su dinero. No vio otra salida que quitarse la vida. Los hijos sobrevivientes encontraron su cadáver y quedaron traumatizados. Todos padecieron de depresión por el resto de sus vidas. En nuestra familia no se podía hablar de esta tragedia.
Sabía que mi padre estaba deprimido pero pensé que lo superaría con el tiempo, como había hecho en el pasado. Mi padre había padecido de depresión anteriormente y hasta estuvo hospitalizado. Nunca imaginé que se quitaría la vida. Pensaba que como era católico, nunca contemplaría el suicidio. Sé que mi padre estaba exhausto físicamente, emocionalmente y mentalmente, y no pudo soportarlo más.
En una carta, culpó a su deteriorada salud y a la recurrencia de su depresión, entre otras cosas. Lo que mi padre y muchas personas que se suicidan no entienden es la cantidad de destrucción y devastación que dejan. Es como una zona de guerra después que se ha lanzado una bomba atómica, donde la destrucción y las ondas expansivas se sienten a muchas millas de distancia y las víctimas tardan mucho en sanar.
Cada 13.7 minutos alguien se suicida en Estados Unidos. Casi un millón de personas hace un intento de suicidio cada año. El 90 por ciento de los que se suicidan tienen un trastorno psiquiátrico diagnosticable y tratable en el momento de su muerte. Los hombres tienen cuatro veces más probabilidades de suicidarse que las mujeres, pero las mujeres hacen tres veces más intentos de suicidio que los hombres. El suicidio es la tercera causa de muerte entre las personas de 15 a 24 años, la segunda entre las personas de 25 a 30, la cuarta entre las personas de 35 a 54 y la octava entre las personas de 55 a 64.
El índice de suicidio ha aumentado desde el 2000 y está en su punto más alto en 15 años. En el 2011, Estados Unidos ocupó el lugar número 34 en todo el mundo en índice de suicidios.
He padecido de depresión y es la peor sensación del mundo. Uno pierde todo el impulso y la motivación, y solo quiere estar echado en la cama todo el día. Uno se siente acobardado y aterrorizado de pedir ayuda porque piensa que es una señal de debilidad. Como me dijo mi esposa: “La depresión no es una señal de debilidad; lo que pasa es que has sido tan fuerte por tanto tiempo que al final te desplomas porque la mente ya no lo soporta más”. La depresión es lo más difícil que he experimentado en mi vida, más difícil incluso que mis experiencias en las fuerzas armadas.
Si usted es una de las millones de personas que padecen de depresión, olvídese de su orgullo y hable con alguien que lo pueda ayudar. No tema buscar ayuda profesional. La Línea Directa Nacional de Prevención del Suicidio es 1-800-273-8255.
La enfermedad mental, la depresión y el suicidio son problemas graves. La depresión no discrimina. Es una enfermedad tan mortal como el cáncer.
José Clark es hijo del profesor cubano Juan Clark, recientemente fallecido. Escribió esta columna con la ayuda de su hija Jacqueline.

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