26 nov 2013

JORGE GASTON: Las armas: el derecho y el negocio



MANUEL BALCE CENETA / AP
Somos el país más desarrollado y poderoso del planeta. Muchos dan hasta la vida por residir aquí.
No hay Carta Magna más justa en el mundo que la nuestra. Y, sin embargo, somos el país desarrollado donde más actos violentos ocurren. Sabemos que no hay nada perfecto, ni país ni ser humano ni proyecto alguno.
Pero esta misma condición de protección del ciudadano, como establece la segunda enmienda de la Constitución sobre el derecho a tener un arma, está siendo utilizada por los fabricantes para lograr uno de los negocios más grandes y prósperos del país.
Todos los fabricantes y vendedores se han unido en un frente común para enfrentar todo tipo de oposición a sus intereses multimillonarios.
El ejército de cabilderos o lobistas más grande y organizado del país es el de ellos.
Lo dispuesto en la segunda enmienda surge muchos años atrás, en una época totalmente distinta a la actual.
Actualmente Chicago aparece como la ciudad que más leyes tiene para controlar las ventas, y es también la de mayor violencia en el país. Una contradicción.
Hoy, uno puede comprar desde un simple revólver hasta un arma larga o ametralladora considerada arma de guerra, como son los AK 47, que se ha convertido en el fusil favorito de los delincuentes.
Por parte del Congreso y los políticos hay mucho por hacer que ni se habla de comenzar a hacer... Se considera un tema tabú.
Tal parece que la Asociación Nacional del Rifle pone a temblar al político que se atreva a mencionar algo que limite o controle las ventas.
Mi sugerencia, como simple ciudadano: ante todo prohibiría la venta de armas largas que no sean solo para cacería, así como armas pequeñas para protección personal o de centros de trabajo.
La ley federal exige que las armas sean debidamente registradas con el nombre y datos personales del comprador. Dudo que eso se esté haciendo como es debido.
Después, aumentaría las sanciones a los infractores a multas y penas de cárcel lo más elevadas posible.
Antes de vender un arma, las armerías tendrían la obligación de informarse sobre los antecedentes penales así como sobre la salud mental del comprador mediante la información adecuada a través de las computadoras.
Los hospitales que atienden a los veteranos de guerra deben hacer más hincapié en chequeos más profundos, y a los que presentan dudas sobre su estado mental, comunicárselo a las armerías y centros de ventas de armas en general.
Ante todo, las autoridades a todos los niveles deben ser capaces de enfrentarse a los esfuerzos de la Asociación Nacional del Rifle por tratar de neutralizarlos cada vez que tocan el tema del control de armas.
Sabemos que el delincuente que necesita un arma la compra o la roba.
Y a ese delincuente que lo encuentran con un arma, se le aplicarían las sanciones más rigurosas, de manera que reconozca la gravedad de su delito.
jorgegastonsilva23@gmail.com

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