7 ene 2014

Acompañando a un ser querido



MCT
Por Elsa I. Pardo

Publicado el lunes, 01.06.14 en el Nuevo Herald 
 El estado de la Florida tiene una de las mayores poblaciones de personas mayores y nosotros los más jóvenes queremos a nuestros padres y familiares y durante esa edad de oro, nos preocupamos por su salud y bienestar. Pero cuando se enferman y se hospitalizan, es cuando más necesitan de nosotros.
Cuando un ser querido necesita hospitalización, es muy importante la comunicación entre el familiar, el médico y el personal médico. Muchas personas creen que por el solo hecho de que el enfermo esté hospitalizado, ya está en buenas manos y no hace falta más nada. La realidad es que en los hospitales hay muchos pacientes, cada uno tiene necesidades únicas y específicas, medicinas y otras recetas nuevas durante su estadía en el hospital, y esos cambios de medicina y de lugar producen cambios físicos y de comportamiento en el paciente.
La visita y observación de cerca de un familiar es muy valiosa, porque uno se puede dar cuenta de algunos problemas, reacciones o efectos sorpresivos e inesperados, determinantes en la salud del paciente, en ausencia del médico, enfermera o asistente, asignados al paciente en cada piso. Por lo general, ellos pasan a ver al paciente para darle la medicina, aerosol o tomarle la presión cada cierto tiempo, dependiendo del medicamento y necesidad de cada paciente.
Cuando los pacientes están en una cama necesitan asistencia continua y no pueden tener una enfermera o asistente al lado las 24 horas. Además, pudieran estar atendiendo a otros pacientes en el momento que más lo necesitan. Y algunos pacientes no están alertas ni en buenas condiciones físicas o mentales para expresar lo que sienten o desean y sus seres queridos sí los entienden. Es decir, la presencia de un familiar ayuda mucho al paciente y al personal médico en el cuidado y atención médica del paciente.
Acompañarlo, tocarlo, besarlo y el calor humano que transmite un familiar es agradable, produce energía y da fortaleza a nuestro ser querido.
Elsa I. Pardo
Miami

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