12 nov 2010
Un propósito común
Por Marino López-Blanco
Publicado por el Nuevo Herald
11/11/2010
En las elecciones pasadas, el electorado le otorgó la mayoría en la Cámara de Representantes al Partido Republicano. Estimo que el mandato es bien claro: lo que se quiere es que los dos partidos, y también los independientes, trabajen para alcanzar una agenda común cuyo contenido sea: crecimiento económico, creación de empleos, reducción del déficit presupuestario y la deuda pública, y seguridad energética.
Hay que recordar que dos presidentes demócratas atravesaron triunfalmente situaciones políticas comparables: Franklin D. Roosevelt (1938) y Bill Clinton (1994). La actual administración, a pesar de las tácticas obstrucionistas del liderazgo del Partido Republicano, ha logrado que la gran recesión económica no se convierta en una segunda gran depresión. Claro está que generalmente el electorado suele castigar al partido gobernante, en este caso injustamente, como chivo expiatorio del desastre económico.
El presidente Obama ha tendido la rama de olivo al liderazgo congresional de ambos partidos, convocando una reunión para el próximo día 18 en la Casa Blanca para dialogar acerca de la próxima agenda legislativa. Ciertamente, en política la rama de olivo no funciona siempre, sobre todo en un ambiente político cargado de apasionamiento.
La nación no puede afrontar dos años más de discusiones bizantinas estériles, sin resultados prácticos. Se necesitan iniciativas legislativas que unan a esta gran nación en un proposito común para adelantar la prosperidad y garantizar un mejor bienestar para todos por igual.
Al presidente Obama le pedimos coraje y humildad para enfrentar la adversidad política actual. Le recordamos lo que dijo el gran escritor Ernest Hemingway, enamorado de mi Cuba, en su novela El viejo y el mar: un hombre puede ser destruido pero no derrotado.
Key Biscayne
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